El Francés y sus secuaces, en la mira
Más formas de seguir el contenido de elheraldo.co“Hoy más que nunca, los terroristas de las Farc están predestinados a caer”, con esta contundente frase, el coronel Alexander Carmona, Comandante de la Segunda Brigada del Ejército, demuestra que su consigna y la de todas sus tropas es acabar con los frentes de los grupos armados ilegales que aún operan en la Región Caribe.
Con la muerte de alias Alfonso Cano, contrario a lo que se pensaría, el Ejército colombiano no ha dejado de intervenir los puntos del territorio nacional en donde es conocido que actúan cada uno de los clanes guerrilleros.
En el caso de la Región Caribe, la Segunda Brigada ejerce un permanente control en varios municipios del sur de Bolívar y del Magdalena para evitar que frentes como el 37 de las Farc, del cual era líder el abatido Martín Caballero, vuelvan a fortalecerse y reubicarse en sus antiguas zonas de permanencia tal y como lo hizo en los Montes de María.
De día y de noche, sin importar las condiciones climáticas, los uniformados realizan estratégicos cercos por tierra y por aire para reducir las áreas donde hacen presencia los miembros del frente 37 Martín Caballero —nombrado así en honor a su otrora líder—, que hoy está en manos de alias Silvio o El Francés.
Este delincuente, llamado en realidad Luis Enrique Benítez Cañola, según los altos mandos del Ejército, con no más de 30 personas, sin contar los colaboradores, siembra el terror en las poblaciones de Norosí, Arenal, Tiquisio y Montecristo, muy cercanas a la Serranía de San Lucas (Bolívar).
Los seguimientos de la institución armada, que incluyen interceptaciones telefónicas e infiltraciones, han permitido conocer a fondo cómo se sostiene económicamente este grupo y, además, pone en evidencia las macabras alianzas que ocasionalmente sostiene con algunas bandas criminales que también ocupan la zona.
Para el comandante de la Segunda Brigada, alias El Francés busca apoderarse de las cerca de 3 mil hectáreas de plantaciones de hoja de coca que está alrededor de las poblaciones de Norosí, Arenal y Montecristo, un negocio rentable si se tiene en cuenta que por cada kilo de coca procesado se ganan entre 500 mil y 700 mil pesos. “Ese es ahora el campo de combate. Allí se maneja el negocio de la venta de hoja de coca y también el de la explotación ilegal del oro. Las Farc le compra la hoja de coca al campesino normal en 12 mil pesos la arroba. Ese es todo el afán de los terroristas de las Farc”, menciona el coronel Carmona.
Junto a Silvio o El Francés están alias Dairo, alias María, alias Sandino, alias Libardo y alias Pateñame, este último un sanguinario explosivista que se dedica a elaborar letales artefactos explosivos para atentar contra los soldados, policías y la población civil del sur de Bolívar. (Ver infografía).
Espere mañana: Los erradicadores de coca, una difícil labor en el Sur.
Asedio por tierra y aire
El coronel Alexander Carmona, comandante de la Segunda Brigada del Ejército, sostiene que tanto por tierra como por aire los soldados realizan operaciones militares para evitar futuros ataques o despliegues guerrilleros. A bordo de un helicóptero MI-17, similar al utilizado por el Ejército Nacional para rescatar a los secuestrados de la Operación ‘Jaque’, EL HERALDO sobrevoló el sur de Bolívar y pudo conocer en qué sitios operan el Frente 37 de las Farc, el ELN y un reducto de ‘Los Urabeños’. Todos estos grupos armados ilegales buscan —según el Ejército— quedarse con el negocio de la compra y venta de cocaína.
Por Kenji Doku
El Banco, Magdalena.
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