(AFP) - Hace 25 años que el reconocido periodista Guillermo Cano
dejó incompleta su crónica del ascenso de Pablo Escobar al ser
asesinado por sus sicarios. La familia y el diario El Espectador reclaman el esclarecimiento de uno de los
crímenes más impactantes del narcotráfico en Colombia.
El periodista, de 61 años, fue acribillado por desconocidos el 17 de
diciembre de 1986 frente a las instalaciones de El Espectador, el
periódico que dirigía desde hacía más de tres décadas y en el que llegó a
escribir Gabriel García Márquez.
Las sospechas apuntaron de inmediato hacia Escobar, pero las
autoridades nunca llegaron al fondo de un crimen que se considera una venganza
personal del gran capo narcotraficante, abatido por fuerzas de seguridad en
1993.
Un empresario ligado al cártel de Medellín fue el único implicado que
pagó seis años de cárcel por complicidad en el homicidio del director,
a quien la Unesco reconoció en 1997, al bautizar a su Premio Mundial de Libertad
de Prensa con el nombre de Guillermo Cano.
“Es clarísimo que es un asesinato impune (…) Muerto Escobar,
nunca se pretendió buscar a todas las personas involucradas. En el expediente
hay muchos indicios a seguir”, lamenta en entrevista con la AFP Fidel Cano,
sobrino de Guillermo y actual director de El Espectador.
“La Justicia quiso (avanzar) en algún momento, pero cada vez
que lo intentó hubo mucha muerte alrededor”, señaló.
Dos jueces y el abogado de la familia Cano fueron asesinados entre
1989 y 1992. Otra magistrada que señaló la culpabilidad de Escobar tuvo
que exiliarse.
En ese entonces y, ante este drama, “nosotros no quisimos insistir en
que se investigara más“, explicó este viernes a Radio Caracol Ana María
Busquets, viuda de Cano.
Ahora Busquets reclama que es el momento de retomar las pesquisas después de
que la Fiscalía colombiana aceptara decretar este crimen como de lesa
humanidad y, por tanto, imprescriptible.
Todos los grandes medios de comunicación colombianos dedicaron
amplios espacios el viernes a recordar a una de las primeras voces que
se atrevieron a alertar de la inminente embestida del narcotráfico y de su
infiltración en todos los sectores del Estado colombiano.
Fue entonces cuando “el periodismo colombiano se dio cuenta de lo que
venía y comenzó a hacer un periodismo siguiendo el ejemplo de Cano”,
considera Fidel Cano.
Echando la vista atrás, Busquets asegura que su esposo nunca le confesó temer
un posible atentado, pese a sus audaces revelaciones sobre Escobar, a quien
llegó a desenmascarar cuando trataba de internarse en la política.
“Cuando Escobar estaba ya en el Congreso, Cano encontró en los
archivos del periódico un viejo caso de narcotráfico que Escobar había
protagonizado en Medellín y republicó toda la historia”, explica sobrino
Fidel.
Este escándalo, prosigue, llevó a que el ya traficante perdiera la
investidura en el Congreso, por lo que “desde entonces tuvo en la mira a
Cano y a El Espectador“, contra el que llegó a atentar con coche bomba
en 1989.
Lejos ya de esos años convulsos y sin actos públicos convocados, Colombia
recordará el sábado al periodista que se preocupó más del riesgo que
corría el país que del suyo propio.
El Espectador, con mas de 120 años de existencia, es uno de los
diarios mas influyentes de Colombia.