América fue, después de Oriente Medio, la segunda región más mortífera para
los periodistas en 2011, con 18 reporteros asesinados, cinco de ellos en México,
según el balance anual publicado por la organización Reporteros Sin Fronteras
(RSF).
El continente vivió el año pasado los tradicionales
problemas para que la prensa ejerciera su trabajo en libertad, como la
presión de los cárteles y de las autoridades, a los que se sumaron otros, como
la pugna partidaria en algunos países o las iniciativas legislativas
represoras, indicó a Efe el responsable para América de RSF, Benoit
Hervieu.
La situación fue particularmente preocupante en México, que sumó
cinco nuevos asesinatos de periodistas, lo que eleva a 80 el número total en lo
que va de siglo, sin contar con los 14 que se encuentran
desaparecidos.
En determinadas regiones, sobre todo aquellas en
las que los cárteles tienen más poder y donde se vive de forma más contundente
el enfrentamiento con el Gobierno federal, la prensa trabaja en condiciones
"catastróficas", próximas a un "clima de guerra", según
Hervieu.
La impunidad de estos casos y el clima preelectoral han agravado
la situación en el país, donde la amenaza se ha extendido también a la
red.
"Internet es hoy en día un motivo para morir en México", señaló el
responsable de la organización, que contextualiza la situación de la prensa en
el país en la lucha federal contra el narcotráfico, que en cinco años ha costado
la vida a 50.000 personas.
México cuenta con uno de los diez
puntos del planeta especialmente peligrosos para la prensa, según RSF, que
designó al estado de Veracruz con este apelativo.
La sorpresa
negativa de 2009 la protagonizó en América Latina Honduras, donde tres
periodistas perdieron la vida en asuntos que van en la estela del golpe de
Estado de 2009 y donde se agravó la persecución de los medios
opositores.
Especialmente grave fue la represión sufrida por los medios
de comunicación de comunidades indígenas y los nacidos en internet, ante la
dificultad de publicar en los soportes tradicionales.
La situación es
también difícil en el resto de los países de Centroamérica, pero menos grave
porque, según Hervieu, "los reporteros se imponen un alto grado de
autocensura".
Colombia ha vivido menos asesinatos que en años precedentes
y sólo un periodista ha perdido la vida de forma trágica en ese país, donde sin
embargo la inseguridad persiste en algunas regiones.
La situación de la
prensa se agravó en Brasil, donde tres reporteros fueron asesinados y donde el
crimen organizado continuó siendo una amenaza en el norte y el noreste del
país.
Pero RSF denunció, asimismo, crímenes de índole política en
regiones donde el periodismo y la actividad política están muy
unidas.
Perú se llevó el dudoso honor de tener en sus celdas al
periodista que más tiempo pasó entre rejas, Paul Garay Ramírez.
Hervieu
se mostró particularmente crítico con la situación vivida en Chile, donde las
protestas estudiantiles han puesto de manifiesto importantes problemas
periodísticos derivados de la dictadura de Pinochet, como una marcada
concentración de empresas mediáticas que apenas deja espacio a otros
medios.
Además, la represión de las manifestaciones estudiantiles también
ha provocado problemas entre los reporteros, todo ello, en un clima en el que
"el Gobierno de Sebastián Piñera no ha hecho nada para remediar la situación",
según Hervieu.
El responsable para América de RSF auguró "una importante
bajada" de Chile en la clasificación mundial por países que publicará la
organización en unos meses.
En países como Venezuela, Ecuador y Bolivia,
la organización advirtió de iniciativas legales destinadas a controlar la
información en los medios.
Particularmente preocupado se mostró Hervieu
con la situación en Ecuador, donde puso como ejemplo la "condena exorbitante"
impuesta al diario "El Universo".
Finalmente, el responsable se refirió a
Cuba, donde por primera vez desde la "primavera negra" de 2003 no hay ningún
periodista entre rejas.
Sin embargo, Hervieu advirtió de que no todo es
positivo en la isla, donde el proceso de apertura iniciado por el régimen
castrista viene acompañado de oleadas de represión a las que también está
condenada la prensa.
EFE