El
modus operandi del ladrón, que no tiene aspecto de indigente, según la policía
de la comisaría de Hautes-de-Seine que investiga los robos, es siempre el mismo
y se limita a pastelerías de localidades del norte de París como
Asnières-sur-Seine, Courbevoie, Clichy o Bois-Colombes.
El
malhechor se presenta en la pastelería a la hora del desayuno y, con buenos
modales, encarga cruasanes, napolitanas de chocolate o bollos de pasas, detalla
la emisora France Info.
En el momento de pagar, saca del bolsillo
una pistola semiautomática o una réplica con la que apunta al pastelero y huye
con los bollos sin abonar el importe.
Aunque el botín sólo
asciende por ahora a 66,20 euros (87,23 dólares), su acción está tipificada como
delito, sea la pistola verdadera o falsa, precisa Le Figaro.
No obstante,
recuerda ese diario, en caso de que el atracador fuese detenido, podría
argumentar "estado de necesidad" y la necesidad de robar para vivir y evitar así
una condena judicial.
EFE