EFE).- El juez federal John Facciola ordenó hoy que Oscar Ramiro Ortega
Hernández, acusado de tratar de asesinar al presidente Barack Obama al disparar contra la Casa Blanca, permanezca detenido a
la espera de juicio.
Durante una audiencia, el juez Facciola determinó que Ortega
Hernández, de 21 años, permanezca detenido a la espera del fallo de un
jurado investigador, que determinará si hay causa para un juicio.
Facciola explicó que el acusado es “un individuo particularmente
peligroso”, por lo que éste permanecerá bajo custodia policial para
resguardar la seguridad pública
.
El magistrado también cuestionó si el hombre, residente de Ohio, padece de un
“complejo mesiánico”, después de que la Fiscalía argumentara que el
acusado se cree un Jesucristo moderno y se ha descrito como “el
elegido” para “encargarse” de Obama.
El pasado 11 de noviembre, Ortega abrió supuestamente fuego contra la Casa
Blanca desde unos 600 metros con un rifle AK-47, mientras Obama
y su esposa se encontraban fuera de la residencia presidencial, y abandonó
Washington hasta que fue arrestado cinco días después en un hotel de
Pensilvania.
Según las autoridades, hasta cinco balas alcanzaron la planta
superior de la Casa Blanca, donde se encuentra la sección residencial
de los Obama.
Las autoridades policiales encontraron su vehículo abandonado a varias
cuadras de la Casa Blanca, con un fusil de asalto AK-47 en un asiento
delantero.
La psiquiatra que entrevistó al acusado poco después de su arresto ya negó en
su informe que Ortega Hernández sufriera alucinaciones, fobias o intenciones de autolesionarse
o agredir a otros.
Durante la vista de hoy, en la que se enumeraron las pruebas, la defensa de
Ortega Hernández dijo que las autoridades federales no han podido establecer con
certeza que el acusado fuera quien disparó esa noche o que el
presidente Obama haya sido el blanco del ataque.
Pero Facciola determinó que hay causa probable de que Ortega Hernández
cometió el crimen del que ha sido acusado. De ser declarado culpable,
Ortega Hernández podría ser sentenciado a cadena perpetua.