(Reuters) – En septiembre, entrenó béisbol con sus ministros bajo el sol del
mediodía; en octubre, hizo un amago de bailar rap en un acto político; en
noviembre, trotó al paso ligero con los cadetes de la Academia Militar, y
este mes, presidió una cumbre continental por todo lo
alto.
Hugo Chávez no está escatimando esfuerzos ni recursos para dejar claro a
partidarios y detractores que, pese al cáncer, estará en forma para
pelear la campaña electoral más dura desde que ganó la presidencia de
Venezuela hace 13 años.
Los detalles sobre la enfermedad del mandatario socialista siguen siendo un
misterio y los rumores ante su estado de salud no amainan, pero la recuperación
frente a las cámaras ha sido notable desde que en junio, un Chávez pálido y
débil anunciara desde La Habana que le extirparon un tumor canceroso abscesado
en la zona pélvica.
Tras una convalecencia de apenas cinco meses, el militar retirado
dice estar plenamente “curado” y salió de su reclusión para volver de
lleno a las pantallas más activo y enérgico, un poco menos hinchado y
con un incipiente cabello que le oscurece la cabeza como muestra de que la
quimioterapia quedó atrás.
Para muchos observadores la pregunta es si podrá liderar como siempre la
campaña “cuerpo a cuerpo” desde las calles hasta el 7 de octubre o tendrá que
dosificar sus aguerridos discursos revolucionarios y las maratónicas
marchas por todo el país.
“Los médicos me dicen ‘Chávez, poco a poco, porque usted va desbocado’. Y el
cáncer que me dio, las causas son múltiples, y una de ellas es el estrés”, dijo
esta semana, asegurando que pronto pasará de la “retaguardia” a la
“vanguardia”.
Los expertos aseguran que deben pasar años antes de declarar libre de
riesgo a un paciente de cáncer, pero la actitud del mandatario ha
convencido a seis de cada 10 venezolanos de su recuperación, según sondeos de
Hinterlaces y Consultores 21.
Para el oficialismo es clave mantener alejado el espectro de “candidato
enfermo” que levante dudas sobre la capacidad de Chávez, que no tiene un sucesor
claro, para dirigir la nación petrolera otros seis años más.
“A día de hoy, Chávez es favorito. Pero la enfermedad está ahí y podría
reaparecer en cualquier momento, lo que tendría un alto costo político”, dijo
Óscar Schémel, de Hinterlaces.
“Por eso, el aparato de propaganda debe mantenerlo activo y vigoroso durante
toda la campaña electoral”, agregó.
Chávez ha fortalecido su conexión emocional con sus simpatizantes
La enfermedad fortaleció la conexión emocional del líder de 57 años con sus
simpatizantes y oxigenó su popularidad cuando ya empezaban a pesar más la
criminalidad desatada, la falta de empleo y los precios disparados que el
carisma y los programas sociales en alimentación, salud y
educación.
Para muchos analistas, este “efecto solidaridad” es pasajero, pero el
mandatario busca aprovecharlo como catalizador de una imagen de renovación y
reflexión para cautivar a los indecisos y motivar a los chavistas moderados
desencantados por la corrupción y la falta de soluciones a sus problemas.
“Chávez tiene como reto reenamorar, reconquistar a un sector de la población
que está relativamente descontento con el Gobierno, pero que todavía no se
decide a votar por la oposición”, consideró Nicmer Evans, profesor de teoría
política en la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Y para persuadirlos, Chávez insiste una y otra vez en que una
victoria de la oposición supondría el fin de las “misiones” sociales y
colapsaría un país donde los militares, los poderes públicos y los trabajadores
de la petrolera estatal han jurado lealtad al proyecto socialista.
“La burguesía pretende venir a gobernar este país, pero no pueden venir, no
van a venir. Sería el caos. La hecatombe”, avisó en un reciente acto
político.
Pero mientras las encuestas difieren bastante en la valoración personal del
gobernante bolivariano -entre un 50 y un 60 por ciento según el estudio-, la
mayoría coincide en que la intención de voto actualmente está muy igualada
cuando todavía la oposición no ha elegido a su candidato unitario.
El Gobierno buscará inclinar la balanza combinando un poderoso
impulso del gasto público para lanzar una nueva batería de planes
sociales -desde asignación directa de recursos a entrega de viviendas
estatales-, con la poderosa maquinaria electoral del Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV).
“Aunque en matemáticas dos mitades son iguales, no necesariamente es así en
política”, opinó Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis.
“La mitad articulada, con poder, recursos, control institucional y hegemonía
comunicacional se convierte en la mitad más fuerte”.
Chávez y su negativa a revelar detalles de su enfermedad
Pero, la negativa de Chávez a revelar detalles de la afección sigue
alimentando una persistente maraña de rumores sobre su salud que traen de cabeza
al país y a los mercados.
“Yo lo que vengo es recuperándome y cada día me siento más fuerte. Pero
todavía algunos siguen insistiendo que me estoy muriendo. Ah
bueno, créanlo pues”, dijo la semana pasada en una rueda de prensa de unas
cuatro horas de duración.
Al día siguiente, un correo electrónico con un virus informático titulado
“Muere Hugo Chávez” se regó por las redes sociales y disparó por horas el precio
de los bonos venezolanos.
“La duda permanece. Al final el Gobierno ha minimizado la información
que ha hecho pública (sobre su enfermedad) y parte del juego político
es mostrarse lo más fuerte posible”, dijo Alejandro Arreaza, analista de
Barclays en Nueva York, para explicar el escepticismo de los mercados.
En el propio partido socialista del mandatario los ánimos son de cautela. Un
fuente de la alta dirección del PSUV dijo a Reuters que en la cúpula hay “mucha
preocupación” sobre la evolución del líder izquierdista y en la militancia de
base, el entusiasmo por su recuperación se mezcla con la incertidumbre.
Mientras, los principales aspirantes a medirse en las urnas con
Chávez han medido sus palabra sobre la salud presidencial en público,
confiados en que la elección de un candidato único en unas primarias en febrero
propiciará un cambio en la correlación de fuerzas en la volátil arena política
nacional.
En privado ven a un rival más débil del que presenta la versión oficial lo
que, unido al descontento por los principales problemas del país, jugaría a su
favor en los comicios.
“Dicen no hubo metástasis, que está curado, entonces ¿por qué no explican qué
tuvo?”, se preguntó un asesor de la coalición opositora que prefirió no ser
identificado.
“Si callan es por algo”, concluyó.
Por Andrés Petrel