Varios estudios de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), en España,
junto a la de Oxford y el King"s College de Londres, han mostrado que el
color y el peso de la cubertería y la vajilla, influyen en el sabor de los
alimentos.
Por ejemplo, un postre servido en platos blancos parece más dulce. Y una
mixtura de queso, jamón y aceitunas, ingerida con cubiertos de plástico parece
perder sabor.
"A la hora de comer hay que tener en cuenta no solo las propiedades
intrínsecas del alimento, sino otros factores externos como el color y
peso de la vajilla o el material de los cubiertos e incluso
hasta la música, que pueden influir en nuestra percepción de la comida", explica
Betina Piqueras, investigadora de la UPV.
En un experimento, tras dar a probar la misma muestra de un yogur de vainilla
con una cuchara de metal y otra de plástico con acabado
metálico, los consumidores, sin saber que era el mismo yogur, opinaron
que la muestra consumida con la cuchara de metal era de mayor calidad y les
gustó más a niveles estadísticamente significativos.
Otro estudio demostró que el color del plato en el que se
sirve la comida puede afectar a cómo se percibe. "Evaluamos con un mousse de
fresa en platos blancos o negros", apunta la investigadora de la
Politécnica.
"La servida en platos blancos fue percibida significativamente más dulce, más
intensa de sabor y gustó más", reveló.
Esto se explica según una serie de ilusiones ópticas de
contraste, ya que el blanco del fondo puede que afecte a la percepción
del color del mousse, haciéndola parecer de un rosa más intenso en comparación
al fondo oscuro.
RPP