(Reuters) – El presidente venezolano, Hugo Chávez, arrancó el 2012 con una
vitalidad que contrasta con el hombre calmado que luchó contra el cáncer en los
últimos meses y reestructuró su fuerza política para enfrentar a una
oposición vigorizada cuando aún sobrevuelan los temores sobre su real
estado de salud.
En una vertiginosa saga, Chávez reorganizó la directiva del partido de
gobierno, renovó la cúpula militar y anunció que se desprenderá de algunos
ministros para enviarlos como candidatos a regiones dominadas por la
oposición.
La apuesta busca sortear uno de los años más complejos de la vida política
del mandatario, con rivales que atesoran sueños de poder para las elecciones
presidenciales de octubre y con sondeos mostrando que le harán contrapeso por
primera vez en mucho tiempo.
“Chávez juega con una medicina de amplio espectro (…) Se prepara, anticipa
escenarios de estar o no estar”, sostuvo el analista Ricardo Sucre, quien
explicó que el mandatario parece haber asumido que puede ser derrotado en las
urnas o que su salud lo podría obligar a abandonar el poder.
Varias encuestas sitúan la popularidad de Chávez entre un 50 por ciento y un
60 por ciento. Pero, si bien tiene un alto nivel de aceptación, eso no le
garantiza el voto que lo lleve a extender sus 13 años de mandato.
Aunque no se conocen recientes encuestas, en mediciones a finales del año
pasado la intención de voto estaba emparejada con la oposición, que elegirá en
febrero a un candidato único en unas inéditas votaciones primarias, y será
crucial la escogencia de los indecisos.
Chávez asegura estar plenamente curado tras una operación en junio en La
Habana para extirparle un tumor del tamaño de una pelota de béisbol con células
cancerosas y varias sesiones de quimioterapia.
Sin embargo, médicos señalan que deben pasar años antes de que un paciente de
cáncer pueda ser declarado en remisión y han advertido que la etapa de
recuperación impediría que cumpla con las exigencias de una campaña
política.
“El mensaje que (Chávez) quiere comunicar es que está en sus mejores
momentos. Es obvio que no es así, la situación es distinta, el país es otro y él
tiene el cáncer”, añadió Sucre.
PRUEBA DE VIDA
El histriónico presidente rompió el viernes pasado su marca personal de
extensos discursos al comparecer durante nueve horas y media en la Asamblea
Nacional para rendir cuentas de su gestión, desoyendo a sus médicos que le
habrían aconsejado estar apenas tres horas en el hemiciclo.
“Sigo creyendo que una alocución de casi 10 horas va en detrimento de la
recuperación de alguien que acaba de superar un cuadro cancerígeno”, comentó el
politólogo Nicmer Evans, que señaló que el discurso mostró a un líder que está
más allá del bien y del mal.
Un día después de la comparecencia, Chávez confesó que sufría de dolor de
pies por haber estado tanto tiempo parado. “Es que no soy de hierro ni acero”,
aclaró.
Henrique Capriles, el opositor con mayor opción de ganar las primarias,
consideró que la rendición de cuentas fue “un maratón, una larga despedida” e
ironizó al afirmar que “el problema es que cuando se está tantos años en el
poder, cuesta mucho despedirse”.
“TANQUES” A LA CALLE
Mientras por un lado da señales de fortaleza, por el otro prepara una red de
contención con la reorganización a finales del 2011 de la cúpula de su
agrupación, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y cambios en el
liderazgo.
“Obviamente Chávez piensa en términos de escenarios, así que no son fortuitas
sus decisiones. No es errada la afirmación de que uno de los escenarios que tomó
en cuenta es el de su salud”, sostuvo el analista político John Magdaleno.
Uno de los cambios más significativos fue promover como nuevo presidente del
poder legislativo a Diosdado Cabello, quien fue su vicepresidente y dio la orden
para rescatarlo en el 2002 tras un breve golpe de Estado.
Cabello, elegido por la mayoría oficialista de la Asamblea Nacional como su
presidente para el 2012, es un hombre de gran influencia en la fuerza militar y
ampliamente resistido por la oposición.
“A pesar de las críticas que recibe (Cabello), es uno de los hombres que ha
mostrado más lealtad a Chávez, el comandante sabe que en él puede confiar”, dijo
un funcionario del Gobierno bajo condición de anonimato.
Cerca de fin de año, Chávez anunció que se desprendería de algunos de los
ministros más significativos de su gabinete, incluido el vicepresidente Elías
Jaua y el canciller Nicolás Maduro, para nombrarlos candidatos en estados
dominados por la oposición.
“Mi canciller Nicolás ahora se va de candidato a gobernador (…) y Elías se va
también, me van a dejar solo”, sostuvo durante su rendición de cuentas, haciendo
gala de que sacaba sus “tanques” a pelear a la calle.
Sin embargo, Chávez aclaró que sus “pesos pesados” no estarán solos y
aseguró: “Yo estoy entero, y voy para la campaña entero, a la calle, con ese
pueblo”.
Magdaleno comentó que Jaua y Maduro son dos de los funcionarios mejor
evaluados del Gabinete.
Además, para reforzar los vínculos con los militares, Chávez posesionó el
martes como ministro de Defensa a Henry Rangel Silva, acusado por Washington de
estar vinculado con grupos rebeldes y de liderar operaciones de
narcotráfico.
Rangel, quien sustituyó a Carlos Mata -apartado del cargo para lanzarlo como
candidato a gobernador-, dejó clara su posición al asumir. En una ceremonia,
afirmó: “Nuestro pensamiento militar es antiimperialista”. (Editado por Javier
Leira)