EFE).- La princesa Carlota Casiraghi tiene 25 años viviendo
entre los lujos de los palacios de la casa real monegasca, por lo que
tiene miedo de morir como Diana de Gales, quien perdió la vida
en 1997 aplastada en un túnel de París cuando su chófer intentaba escapar del
acoso de los “paparazzi.
Desde finales del pasado mes de diciembre, la segunda hija de Carolina de
Mónaco y Stéfano Casiraghi y nieta de Raniero III de Mónaco y de Grace Kelly,
se siente acosada, ha denunciado en las páginas de la revista
“Le Nouvel Observateur” su abogado, Alain Toucas.
Un batallón de fotógrafos la persiguen “día y noche”, equipados con “objetos
pesados”, que la princesa no sabe si se tratan de “teleobjetivos o de
armamento”, explica Toucas.
El letrado ha llevado el caso ante la justicia francesa al entender que se
está produciendo un “delito de violencias morales”.
“La princesa vive un infierno diario. Estas persecuciones de
coches y de motos representan un riesgo muy grave de violencia física. También
ponen en riesgo a otros. Yo lo viví con la princesa de Gales, a quien tuve el
honor de representar y no tengo ningún deseo de repetir”, declaraba el letrado a
“Le Parisien”.
Carlota ha nacido en un entorno en el que la persecución mediática es
relativamente habitual. Prueba de ello es que su madre demandó -y ganó- en 1994
a la revista francesa “VSD” por haber, literalmente, rebuscado entre su basura y
publicar los mugrientos hallazgos.
Dos años después, otra pareja de “paparazzis” hostigó en la carretera que
conecta Saint-Remy de Provence con Mónaco el vehículo en el que viajaban
Carolina de Grimaldi, que mantenía una aventura con Ernesto de Hannover, que en
1999 se convertiría en su tercer marido. Aquellos fotógrafos fueron
condenados a seis meses de cárcel, exentos de cumplimiento.
Pero en las últimas semanas, el “acoso” que dice sentir la sobrina del
príncipe Alberto de Mónaco, ha llegado al límite de lo que puede
soportar la campeona de equitación.
Según la prensa del corazón de Francia, el pasado diciembre la princesa
plantó al que era su pareja, el acaudalado joven británico Alexander Dellal, con
quien mantenía una relación desde hace dos años.
La última portada de la revista “Paris Match” reveló que Carlota
había iniciado un romance con el cómico y actor franco-marroquí Gad
Elmaleh, célebre por sus apariciones en “Midnight in Paris”, de Woody
Allen, o “The adventures of Tintin: the secret of the Unicorn”, de Steven
Spielberg.
Desde entonces, entre “diez, doce o quince personas” vigilan
permanentemente los pasos de la jóven que estudia Filosofía en la
parisina universidad de La Sorbona.
La hija de Carolina de Mónaco y su difunto esposo no sabe si éstos son
“agresores potenciales” o “‘paparazzis’, también peligrosos,
por cierto”, explica su abogado, quien destaca la “ansiedad” a la que está
sometida Charlotte Marie Pomeline Casiraghi.
“Esa toma de posesión de alguien que no está en situación de poder rechazarlo
es idéntica a un abuso en el sentido jurídico del término. Es decir, una
violación”, precisa Toucas. EFE