Adán Spencer quería que la propuesta de matrimonio que le haría a su novia fuese especial, por ello viajaron a Perú para el evento. Sin embargo, su viaje de ensueño pronto se convirtió en una pesadilla cuando una costra apareció en la cara del joven de 23 años de edad.
La desfiguración se extendió rápidamente por encima de su mejilla y en vez de mirar hacia el futuro Spencer se quedó temiendo por su vida, como se enteró de que estaba siendo devorado por un parásito come carne que podría matarlo.
Spencer y su novia Shalynn Pack, de Veneta, Oregon, se encontraban en medio de un viaje de seis meses por América del Sur cuando se comprometieron en la parte superior del Camino del Inca en Machu Pichu en Perú.
Fue después de dos meses de la caminata romántica cuando el joven notó una mancha en su rostro.
“Se endureció casi una costra”, pero la pareja de novios lo desestimó como nada grave.
Sin embargo, la mancha creció en tamaño y se tonó de color rojo, al tiempo que comenzó a llorar pus la herida abierta.
Spencer comenzó con el tratamiento de antibióticos aplicado por un médico local y esperó que la misteriosa enfermedad aclarara.
Una noche al despertar de un fiesta en Bolivia, se percató de que la herida había entrado en “erupción”: “Era del tamaño de una moneda y sangraba”.
Al volver a Oregón, el destino de donde venían, Spencer vio a su médico de cabecera, Stephan Ames de Thurston en una Clínica Médica, de Springfield.
“Me preocupaba que era una infección por estafilococo (causada por la bacteria estafilococo), que puede infectar múltiples órganos y puede que muera”, dijo el doctor.
En lugar de planear su boda con amigos y familiares, los novios estaban tratando una enfermedad potencialmente fatal.
Almorzando un día antes de una cita con un especialista, Spencer descubrió que no podía tragar y su boca se sentía como un papel de lija.
Su novia miró dentro de su boca con una linterna y vio grandes grumos blancos. “Fue aterrador. Tenía miedo de que podría afectar su voz. Era terrible pensarlo”.
El especialista Dr. William Muth, de la Clínica de Enfermedades Infecciosas Samaritano en Corvallis, se dio cuenta de que la herida podría ser la leishmaniasis muco-cutánea, causada por la Leishmania, un parásito unicelular.
Sus células inmunes estaban tratando de luchar contra la enfermedad, pero el parásito se limitaba a la alimentación de ellos y multiplicarse.
El doctor encontró un ganglio linfático inflamado en el lado del cuello de Spencer, lo que indica que la infección se extendía y estaba en peligro de viajar a la nariz y los ojos, y podría incluso matarlo.
Poco después, tenía dos lesiones en la espalda, la infección se había convertido en sistémica. Spencer temía de perder la capacidad de hablar.
Finalmente, después de un tratamiento de 21 días, el parásito – que había sido transmitido en su piel por la picadura de mosquito minúsculo situado en la Amazonía – finalmente se fue, pero Spencer todavía tiene una cicatriz.