A cien años del naufragio del RMS Titanic, se vino a descubrir que parte de los cubiertos del trasatlántico, elevados a nivel de reliquias en museos, son utilizados en el día a día por un grupo de pobladores de Ílhavo (Aveiro), un municipio de la costa portuguesa.
Ana Maria Lopes es una portuguesa que desde pequeña había escuchado las historias de las "famosas cucharas del Titanic", y quien conserva seis de esos implementos de plata, heredado por sus abuelos.
La mujer, antigua directora del Museo Marítimo de Ílhavo, decidió confirmar si sus cucharas eran de verdad las que originalmente se mandó hacer para el primer y único viaje de la lujosa nave británica.
No fue hasta la exposición que se realizó en Lisboa en el año 2009, cuando empezó a creer que las historias sobre cómo un barco portugués de pesca, llamado Trombetas, trajo las piezas halladas en un mueble a la deriva, un mes y medio después del naufragio del Titanic, y luego su capitán las repartió entre sus familiares y amigos del pueblo de Ílhavo.
Según Elmundo.es, Lopes decidió mostrarle sus cucharas a Christopher Davino, de RMS Titanic, quien efectivamente certificó que eran iguales, de plata maciza y con la estrella tallada en el mango, símbolo de la compañía White Star Line, y con la firma de la famosa joyería inglesa de la época Elkington Plate.
Tras confirmar que sus cucharas eran parte de las reliquias del Titanic, ella decidió publicarlo en su blog, Marintimidades, en el que además cuenta que, otros moradores de Ílhavo también usan los cubiertos con los que comieron los pasajeros del Titanic, pero prefieren la discreción.
PRI