Los Gobiernos de Madrid y Cataluña pugnan por ser el nuevo Las Vegas mientras Las Vegas trata de huir de sí misma. Líder de Estados Unidos en desempleo, en ejecuciones hipotecarias y en propiedades tasadas por debajo del valor de su hipoteca, el Estado de Nevada, que comprende los dos centros de juego y turismo de Las Vegas y Reno, busca desesperadamente nuevas vías de diversificación económica, que le permitan salir de un modelo estancado, prisionero de la construcción y los servicios, dos de los sectores más afectados por la crisis.
Sheldon Adelson, presidente de la corporación Las Vegas Sands, con propiedades en Nevada, Macao y Singapur, decide ahora si construye una versión española de la llamada ciudad del vicio, con seis casinos, tres campos de golf, un centro de congresos y 12 hoteles con 36.000 habitaciones. La Comunidad de Madrid y Cataluña pugnan por el proyecto, que conllevaría una inversión de hasta 22.000 millones de dólares. Adelson estima que con él crearía en España 160.000 puestos de trabajo directos en 10 años.
Nevada, que inventó el modelo que quiere exportar Adelson, es un Estado de 2,7 millones de habitantes. De ellos, 1,9 millones viven en el condado de Clark, lo que se conoce como Las Vegas. Ciudad de excesos, Las Vegas es líder en muchos ámbitos. Tiene, por ejemplo, el mayor hotel del mundo: el conjunto que conforman los casinos Venetian y Palazzo, la joya de la corona de la corporación que preside Adelson. Son 8.100 habitaciones, de las 150.100 que hay en la zona metropolitana.
Pero hay otros campos en los que Las Vegas y Nevada son líderes muy a su pesar, considerados como el mayor lastre para la economía de EE UU: florecieron desbocados durante la bonanza del ladrillo y el crédito fácil y cayeron en picado cuando la burbuja inmobiliaria estalló. El 12% de la población activa del Estado está en paro, cuatro puntos por encima de la media nacional. Una de cada 16 propiedades ha sido embargada, frente a una de cada 69 en EE UU. El 58% de los nevadenses debe más al banco de lo que vale su propia casa. A escasos metros de las luces de neón y los casinos de lujo, el panorama es desolador.
“Nevada dependía en gran medida de la construcción. Cuando la crisis estalló en 2008, el Estado perdió dos tercios de los empleos de la construcción en tres o cuatro años. De unos 150.000 empleos pasó a tener unos 50.000”, explica Stephen Miller, de la Facultad de Empresariales de la Universidad de Nevada. “Esa dependencia del turismo y la construcción se ha convertido en su gran lastre, y ahora los gobernantes intentan diversificar como sea la economía”, añade.
El gobernador de Nevada, el republicano Brian Sandoval, presentó recientemente un plan para crear 50.000 empleos antes de 2015, centrado en la diversificación empresarial, para dejar atrás la dependencia de la construcción y el turismo. “Se trata de alcanzar una economía diversa y sostenible para todos los nevadenses”, dijo Sandoval el pasado mes de febrero. “Nos pondría en una mejor posición para lograr una economía verdaderamente fuerte y que cree buenos puestos de trabajo”. Léase: el modelo actual está roto. Sandoval y otros líderes políticos de Nevada buscan cualquier alternativa al incremento de hoteles y casinos, como el desarrollo de centros médicos. Hay grupos, como la Coalición de la Industria Médica del Sur de Nevada, que se centran en atraer inversiones de cadenas hospitalarias.
La crisis inmobiliaria de Nevada no solo ha afectado a hogares. Los grandes casinos también la han sufrido. En pleno corazón de la avenida de Las Vegas se alza CityCenter, un complejo que engloba al casino Aria, los hoteles Mandarin Oriental y Vdara, las torres residenciales Veer y el centro comercial Crystals. Desarrollado por MGM Resorts International, iba a costar 4.000 millones de dólares y se acabó en 2009 por más de 8.500. En 2010 su valor patrimonial se tasó en 2.650 millones, un 31% del coste real.
A escasos metros de CityCenter hay una estructura de 26 plantas y cristales azulados, conocida como Harmon Tower. Iba a convertirse en un exquisito edificio de apartamentos diseñado por Norman Foster. En 2008 comenzaron los problemas de construcción. La empresa propietaria, MGM, y la subcontrata que lo construía, Perini Building, se han acusado en los tribunales de los errores que han llevado a las autoridades a determinar que podría derrumbarse en un terremoto. MGM quiere demolerlo y Perini dice que aún puede acabarlo. Cáscara vacía en la avenida de los casinos, se ha convertido en un emblema de todo lo que no ha funcionado en la meca del juego.
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