AFP) – El presidente conservador Nicolas Sarkozy, de temperamento batallador y energía desbordante pero a menudo desordenada, sufrió el domingo el peor revés de sus 30 años de carrera política, al ser derrotado en la segunda vuelta de la elección presidencial francesa por el socialista François Hollande.
Presidente hiperactivo e impopular, apostó por defender durante la campaña su balance, que considera satisfactorio, para enfrentar la crisis económica que sacude a Europa.
Sarkozy había advertido a los franceses que en caso de derrota se retiraría de la política. “Haré otra cosa, pero qué, no lo sé”, dijo.
Este domingo se ha convertido en el segundo presidente francés desde el inicio de la V República (en 1958) que no obtiene un segundo mandato, después de Valéry Giscard d’Estaing en 1981, derrotado por el socialista François Mitterrand.
Su derrota marca el fracaso de una estrategia de derechización adoptada antes ya de la primera vuelta, ante el auge de la ultraderecha, cuya candidata, Marine Le Pen, del Frente Nacional (FN), quedó tercera con casi 18& de los votos.
Sarkozy hizo hincapié en sus mítines en la herencia cristiana de Francia, la lucha contra la inmigración y la inseguridad, después de haber promovido durante su mandato un controvertido debate sobre el islam y la identidad nacional.
“Tenemos demasiados extranjeros en nuestro territorio”, dijo antes de los comicios. La retórica, que algunos califican de populista, se endureció entre las dos vueltas. El dirigente centrista François Bayrou la calificó de “carrera a rastras detrás de las tesis del Frente Nacional”.
Cuando accedió a la presidencia, en mayo de 2007, tenía la ambición de transformar profundamente el país. Quería regenerar la política, aumentar el poder adquisitivo de los asalariados, reducir el desempleo. No lo logró.
En cambio, reformó el sistema de pensiones, aumentando la edad de la jubilación, e hizo adoptar el servicio mínimo en caso de huelga en los transporte públicos.
– Un perfil atípico –
Sarkozy, de 57 años, es atípico en la clase política francesa. No tiene ninguna titulación de las prestigiosas escuelas que forman a las élites del país. Sólo tiene un diploma de abogado, y sobre todo, una gran y precoz ambición política.
Sarkozy es hijo de un inmigrante húngaro y fue criado por su madre y su abuelo, un griego de Tesalónica.
Empezó a militar en la derecha a los 19 años de edad, fue elegido alcalde del elegante suburbio parisino Neuilly-sur-Seine a los 28 y diputado a los 34. Ocupó un cargo ministerial a 38 y llegó a presidente de la República en 2007, a los 52 años, derrotando a la socialista Ségolène Royal.
Ambicioso, “no duda de nada y sobre todo no duda de sí mismo”, dijo de él el ex presidente Jacques Chirac, que fue su primer mentor en política y que nunca le perdonó que lo traicionara apoyando a otro candidato de derecha, Edouard Balladur, en la elección presidencial de 1995.
Su derrota podría marcar el fin de una época. “Desde 2002, Nicolas Sarkozy era el astro de la vida política francesa”, señala Fréderic Dabi, del instituto de sondeos Ifop.
Sus ideas en diplomacia son abiertamente atlantistas, y liberales en economía, pero su mandato quedará en la memoria como el de la crisis, que lo obligó a adaptarse.
Está convencido de que tomó las decisiones correctas en la crisis, sobre todo la de salvar los bancos en 2008, y luego, en 2011, frente a la crisis de la deuda griega, debiendo para ello hacer concesiones a su aliada, la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel.
Merkel lo apoyó en estos comicios y se negó a recibir a Hollande. Las cumbres europeas forjaron entre ambos toda una “pareja” política pese a los caracteres opuestos de uno y otra.
Sarkozy está convencido también de haber tomado la decisión correcta al hacer intervenir el ejército francés en Costa de Marfil y en Libia.
Resumiendo, un “presidente de crisis” que no se siente nunca tan seguro como en la acción, dicen sus partidarios.
Pero con su duro discurso sobre la inmigración, el mandato de Sarkozy terminó como había empezado, en medio de la controversia.
Hace cinco años, se le cuestionó su relación con los potentados y el dinero, tras celebrar su victoria en un exclusivo restaurante de los Campos Elíseos y en compañía de millonarios y grandes empresarios.
Su familia estaba “estallando” entonces, se justificó recientemente. Su segunda esposa, Cecilia, lo estaba dejando y él estaba desorientado.
Sarkozy es el primer presidente francés que se divorció durante su mandato. Y también el primero que se casó durante el mismo, al contraer matrimonio en 2008 en el palacio presidencial con la ex modelo Carla Bruni. La hija de ambos, Giulia, nació también durante su presidencia. Antes tuvo tres hijos de sus dos matrimonios previos.
Pese a los mea culpa de la campaña, penó para deshacerse de esa imagen de “presidente de los ricos”, acentuada por sus primeras decisiones en materia fiscal.
Su combatividad lo llevó a pensar que podía ganar todavía unos días antes de la elección, cuando todos los sondeos predecían su derrota.