La familia del disidente cubano Oswado Payá reafirmó que no aceptarán a versión dada por el gobierno del accidente hasta no hablar con los sobrevivientes y presentaron nueva versión sobre otro carro que estuvo involucrado según información del Nuevo Herald.
Por otra parte el Senado de los Estados Unidos aprobó la realización de una investigación independiente del accidente, tratando de presentar un proceso “claro y transparente”.
Oswaldo José, hijo de Payá de 24 años, aseguró que un Lada, vehículo típico de los Agentes de Seguridad del Estado, estuvo muy cerca del Hyundai alquilado que se salió por la carretera y se estrelló contra un árbol.
Lo que es más, un pasajero del Lada rojo utilizó su teléfono celular para pedir inmediatamente una ambulancia, demostrando que conocía el número telefónico de alguien con la autoridad para despachar el vehículo, dijo Oswaldo José a El Nuevo Herald.
La familia también informó que recibió información de amigos del hospital a donde fueron llevados los sobrevivientes del accidente, Carromero y Modig, que aseguraron que habían escuchado al capitán de la policía Fulgencio Medina cuando le confiaba información a otro agente.
En una entrevista el miércoles con la radioemisora española COPE, la viuda de Payá, Ofelia Acevedo, dijo que los amigos escucharon claramente que Medina decía: “Un Lada rojo”.
Payá y su correligionario Harold Cepero murieron en el accidente del 22 de julio, mientras que Carromero y Modig sufrieron lesiones leves. Carromero permanece encarcelado por sospechas de homicidio vehicular, y Modig regresó el martes a Estocolmo, su tierra natal.
La versión oficial de Cuba indicó que Carromero conducía a exceso de velocidad y causó el accidente, en que sólo estuvo involucrado un auto. El lunes, los europeos también negaron que un segundo vehículo estuviera involucrado durante una conferencia de prensa en el Centro de Prensa Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores, en La Habana.
Los familiares de Payá, como han hecho repetidamente, insistieron en que no pueden confiar en la versión oficial hasta que puedan hablar con los sobrevivientes, lejos de posibles presiones del gobierno.