Se llama Georg Gänswein, padre Georg. Ya todo el mundo lo sabe, y que Donatella Versace inspiró en su apuesta figura su colección de 2007 y que alguna revista lo apodó “Monseñor Georg Clooney” y que sobrellevó con resignación cristiana tanta algarabía alrededor del vuelo de su sotana: “En un primer momento hice como el que no escuchaba y luego me he acostumbrado…”.
Se conoce menos que, además de guapo, es muy competente en lo suyo. Al principio en la Congregación para la Doctrina de la Fe –el antiguo Santo Oficio— y luego junto a Benedicto XVI en el Vaticano, monseñor Gänswein ha puesto su preparación teológica, sus seis idiomas y su sonrisa perenne al servicio de un papa enfermo, anciano y acosado por los escándalos.
Con información de El País.