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martes, 26 de marzo de 2013

Un muerto y 44 heridos en festejo taurino en Colombia

Al menos una persona murió y otras 44 resultaron heridas en el tradicional festejo taurino de las corralejas del municipio colombiano de Arjona, en el que decenas de improvisados toreros, capoteros, manteros, garrocheros y paragüeros arriesgan su vida ante enormes toros criollos.

Un muerto y 44 heridos en festejo taurino en ColombiaLa de este domingo fue la penúltima de las cuatro corralejas de las fiestas patronales de Arjona, población cercana a la ciudad caribeña de Cartagena de Indias.

José Miguel Gutiérrez, arjonero y asistente a la corraleja, explicó a Efe "que más que todo, el espectáculo se da cuando las personas realmente hacen un espectáculo como es la banderilla, como es el capote, como es cuando arrastran a una persona".

"Cuando (el toro cornea) puya a alguien o hay algún deceso es un poco triste porque la fiesta no debería ser para eso, pero igual son errores que se cometen en cualquier tipo de festividades", agregó.

En estas corridas en las que se lanza al ruedo todo el que quiera, se realizan en improvisadas plazas de madera que se elevan hasta unos 20 metros de altura, donde están los palcos pagados; por debajo de ellos se agolpan cientos de personas que desde el suelo observan y participan de la corrida de forma gratuita.

"Es una fiesta que es abierta al pueblo y por ser el pueblo todos tienen derecho a disfrutarla", enfatizó Gutiérrez.

El origen de esta fiesta se ha desdibujado en el tiempo y los historiadores se limitan a ubicarlo durante el periodo posterior a la Colonia, cuando los españoles o sus hijos fundaron haciendas ganaderas en la región del norte de Colombia.

La afición por burlar o capear las reses nació en las sabanas de Sucre y Córdoba, al norte de Colombia, donde los vaqueros todo el año cumplen un ciclo de migración con el ganado regulado por los inviernos que inundan las tierras bajas, obligando a buscar pastos frescos en tierras más altas.

En una tarde de corraleja se lidian alrededor de treinta toros, pero a ninguno se le quita la vida, a diferencia de lo que sucede con la tauromaquia profesional, en las que el astado es capoteado, picado por los banderilleros, toreado y muere atravesado por la espada del torero.

La fiesta es amenizada por bandas de trompetas, trombones, clarinetes y redoblantes que tocan porros y fandangos engalanan la fiesta que llega a su clímax máximo cada vez que el toro embiste a uno de los espontáneos que saltan a la arena para dejar en manos del toro y de la suerte sus vidas.

EFE