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sábado, 20 de abril de 2013

Nosotros también somos presidentes


AVN.- Los ojos de Chávez miraban desde una pancarta que alguien sostenía frente a la Asamblea Nacional, a una multitud de manos izquierdas alzadas. Manos luchadoras, manos abuelas, manos fuertes, manos hijas, manos trabajadoras, manos madres, manos del pueblo, manos de Patria.
"¡Los juramos!", decían las bocas dueñas de esas manos.
En una pantalla gigante, Nicolás Maduro, el presidente, levantaba la suya, y juraba mientras sostenía la Constitución por "una Patria de felicidad, independiente y socialista" para todas y todos.
"Juremos con la izquierda, compañeros, porque somos de izquierda", gritaba una voz cuando el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, se disponía a juramentar a Maduro.
Mientras Cabello hablaba, las manos se preparaban y mostraban sus meñiques aunque el paso del tiempo ya había borrado casi por completo la tinta indeleble. Esos dedos eran la prueba de un voto por lealtad a Chávez.
Cabello y Maduro estaban frente a frente, con sus brazos alzados y alguien decía: "Mira, el Comandante también levanta su mano", pues ambos estaban acompañados por un cuadro con la imagen de un Chávez sonriente con la banda presidencial y saludando al pueblo.
Una vez que terminó la juramentación, esas mismas manos aplauden y aplauden. Las lágrimas contenidas comienzan a brotar y solo se oye un fuerte y prolongado: "¡Viva Chávez!", que parece surgir de una garganta herida pero en pie de la lucha.
"Esa es María Gabriela", dijo alguien cuando la hija del líder de la Revolución subió a la tribuna de oradores para, conjuntamente con el presidente de la AN, ponerle la banda tricolor al sucesor de su padre, Nicolás Maduro, el Hijo de Chávez.
"No joda. ¡Chávez vive, la lucha sigue!", precedió al llanto mezclado con aplausos.
El audio dejó de oírse, y de entre las voces una dijo: "Hagan silencio, va a empezar el himno". Así todas esas gargantas empezaron a cantar y de entre ellas una se alzaba para decir: "Que se oiga, más fuerte".
El Bigotero
"Aquí lo que hay es bigote", decía un hombre con una lamina de anime llena de mostachos negros.
"Para mí el bigote representa seriedad, compromiso, y claro, alegría", decía Víctor Molina mientras que Elsa Pérez entre risas trataba de acomodarse el que acababa de comprar.
"Soy una mujer con bigote porque tengo un Presidente que tiene el bigote y el cerebro bien puesto", afirmaba muy seria con su mostacho sobre los labios.
Mientras un coro de voces cantaba: "Viva Venezuela mi Patria querida, quien la libertó, mi hermano, fue Simón Bolívar", una bandera libanesa se agitaba.
Wassim Choker, libanés, con el brazalete tricolor en su brazo y la bandera de su país sostenida con esa misma mano expresaba: "Chávez nos apoyó siempre frente a las agresiones de Israel y EE.UU, y sabemos que Maduro lo hará también".
En una pantalla gigante se veía la llegada de los mandatarios y jefes de Gobierno a la AN. Cuando apareció el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, los aplausos y los gritos le dieron la bienvenida como si estuviera en frente de todos.
Henry Morales, del estado Vargas, que brincaba de alegría explicó que su emoción se debía a que la presencia de Ahmadineyad en Venezuela era "una demostración de que los países se están liberando e integrando".
Metros más lejos de las pantalla, un grupo de mujeres con corazones en su mejillas gritaban: "En el cielo manda Chávez y en la tierra Nicolás".
Una abuela se hacía paso entre la multitud, que agitaba banderas y afiches de Maduro: "Déjenme pasar que yo lo que quiero es verlo con esa banda puesta y más nada", mientras que otra persona se lamentaba: "Ay, chica, no traje la cámara".
Somos presidentes
"Traje esta bandera para mostrársela a mi Presidente", decía Beatriz Ramírez, quien vino hasta la Plaza Bolívar de Caracas desde Guacara, estado Carabobo, para prestar juramento.
Más cerca de la AN, José Muñóz, peruano con 40 años en Venezuela, sostenía las banderas de ambos países.
"Tenemos una conmemoración muy importante para la patria y para el continente. Juré ante la Constitución que haría valerla, y estoy contento y emocionado por estar aquí".

Belkis Rivera, desde el Este de Caracas mostraba su meñique con restos de tinta: "Yo metí todo mi dedo hasta el fondo del tintero cuando voté porque este es un proceso histórico, vamos a continuar el legado del Comandante Chávez".
Mientras Belkis hablaba, algo pasó en la pantalla gigante de enfrente de la AN. Se oyó un grito y la cámara enfocó la bandera argentina y una parte del Hemiciclo. La gente se paralizó por segundos, aunque se mantenía alerta. Fueron segundos de confusión, algunas voces preguntan: "¿Qué pasa?" Ya los músculos comenzaban a estar muy tensos y el filo del silencio se hacía insoportable. Inmediatamente volvió el audio y aunque no se veía a Maduro, que ya estába investido como Presidente, se escuchó su voz. La calma volvió, y los músculos de las manos, que minutos antes se habían alzado para jurar, abrieron el puño que se mantuvo cerrado.
Una enorme exhalación colectiva surgió en el lugar y enseguida todos empiezaron a comentar el incidente ocurrido cuando un joven burló los mecanismos de seguridad en el acto de juramentación y quiso saludar, como ya lo ha hecho en distintos eventos públicos.
Entre las voces, una mujer aún con lágrimas en los ojos le contaba a otra: "Yo ahora no me duermo hasta que Chávez no comienza el himno a las 12:00 de la noche".
Metros más lejos, en la Plaza Bolívar, Edna Nieves, de Maracay, estado Aragua portaba una banda presidencial. "Me la puse con orgullo porque nosotros formamos parte de la presidencia. Nuestro sentir está expresado en nuestro Presidente y el de él en nosotros. Nosotros también somos presidentes".