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viernes, 2 de agosto de 2013

Según reseña el diario zuliano Panorama, los líderes estudiantiles, al menos algunos, no llevan la vida humilde que supone la condición de estudiante universitario. Además, se toman tan a pecho su rol que son capaces de posponer su graduación porque al recibir un título dejarán de ser estudiantes y se acabarán los beneficios conlleva el liderazgo.
Un exmiembro de un centro de estudiantes de LUZ, quien prefirió no revelar su identidad, relató cómo es ser parte de este “negocio”.
“Para entrar en un centro de estudiantes debes demostrar que puedes movilizar a otras personas y conseguir apoyo. Si logras que te acepten, tienes muchos beneficios que van desde poder inscribir todas tus materias en un semestre, lograr ver clases en el horario que quieras, obtener cupos en otras escuelas, te regalan teléfonos y hasta te pagan un sueldo por estar ahí apoyando a la organización política que respalda a ese centro de estudiantes. En LUZ, el dinero lo mueve todo y cada cosa que haces en beneficio de otro estudiante es a cambio de un voto”, reveló.
Lea a continuación el reportaje publicado por Panorama.
Asumen el rol de alumnos y dirigentes, pero en su camino a la graduación prefieren perpetuarse en el cargo de líder. Desde la venta de cupos hasta la extorsión a comerciantes que trabajan en terrenos de LUZ son parte de los negocios que dirigen las mafias universitarias. “En toda universidad hay dos tipos de alumnos: los que se forman por cinco años y se gradúan, pero también los que tratan de quedarse y lo hacen por más de una década”: exestudiante.
Ellos no llevan la vida humilde que supone la condición de estudiante universitario. Muchos posponen su graduación más de la cuenta porque saben que al recibir un título dejarán de disfrutar los beneficios que trae consigo el disfraz de líder. Se supone que ser alumno es una etapa de la vida, pero ellos decidieron extenderla.
En Zulia, los negocios oscuros tras la figura de las Federaciones de Centros Universitarios (FCU) quedaron al descubierto, en 2008, luego del homicidio del presidente de la FCU de esa época Julio Soto, de 31 años. Este hombre, en reiteradas oportunidades, fue señalado de controlar mafias de los tiques estudiantiles. Días después de su asesinato, voceros del Cicpc confirmaron estos señalamientos al revelar que Soto manejaba al menos Bs. 3 millones (3 millardos) en sus cuentas bancarias.El rol de dirigente universitario perdió la poca ética que le quedaba y se convirtió en un negocio muy lucrativo. De aquel “estudiar y luchar” que promovían los líderes de las décadas de los 70, 80 y 90 en sus huelgas, solo quedan liderazgos cuestionados y poca confianza por parte de la misma comunidad estudiantil hacia estas personas.
Y a pesar de este homicidio que estremeció al resto del país y generó reacciones en el Gobierno nacional, los negocios ilícitos —escudados tras la autonomía— persisten en la vida universitaria.
Un exmiembro de un centro de estudiantes de LUZ, quien prefirió no revelar su identidad, relató cómo es ser parte de este “negocio”. Antes de dar su testimonio aclaró que aunque “la maýoría de los que conforman la FCU o centros de estudiantes están allí por conveniencia, existen otros jóvenes, una minoría, que lo hace por vocación”, aseguró.
Contó: “Para entrar en un centro de estudiantes debes demostrar que puedes movilizar a otras personas y conseguir apoyo. Si logras que te acepten, tienes muchos beneficios que van desde poder inscribir todas tus materias en un semestre, lograr ver clases en el horario que quieras, obtener cupos en otras escuelas, te regalan teléfonos y hasta te pagan un sueldo por estar ahí apoyando a la organización política que respalda a ese centro de estudiantes. En LUZ, el dinero lo mueve todo y cada cosa que haces en beneficio de otro estudiante es a cambio de un voto.
Para un miembro de una FCU o de un centro de estudiantes ir a la universidad puede convertirse en un trabajo más que un lugar donde vas a formarte como profesional. Esas personas que ves de más de 30 años que llevan más de una década ‘estudiando’ están ahí porque les conviene económicamente y porque han sabido sacarle provecho al negocio de ser un dirigente estudiantil”.
En toda universidad nacional o autónoma venezolana existen dos formas de representar a los alumnos y solo se realiza a través de elecciones. Este derecho a elegir y a ser elegidos está previsto en el artículo 109 de la Constitución y en el artículo 117 de la Ley de Universidades.
“Los alumnos regulares tendrán derecho a elegir y a ser elegidos en los procesos electorales que esta ley establezca para escoger representación estudiantil”, indica el artículo 117 de la Ley de Universidades.
La profesora Rosa Áñez, presidenta de la comisión electoral de LUZ, explicó que mientras la Ley de Universidades regula el cogobierno estudiantil (representación al Consejo Universitario, de facultades o núcleos, de escuelas o cualquier consejo técnico), en esta institución un reglamento de la FCU de LUZ es el que regula el gobierno estudiantil.
Aclaró que algunos de los requisitos para optar a estos cargos está ser alumno del último bienio, es decir, que curse los dos últimos años de su carrera o los cuatro últimos semestres y no haber recibido sanciones disciplinarias.
“Para ser candidato para el gobierno debe ser un alumno regular, con materias aprobadas y no tener más de 12 años cursando una carrera. La única inherencia que tiene la universidad para que se realicen estas elecciones es a través de la comisión electoral de LUZ y es una solicitud que nos hacen ellos”, explicó.
A pesar de estas reglas, en la práctica no se aplican como debe ser, pues persisten los eternos estudiantes que buscan perpetuarse en un cargo de poder.
Basta mencionar al actual presidente de la FCU de LUZ, Yorman Barillas, quien ya tiene 16 años como alumno y ha sido vinculado, por los mismos estudiantes, como cabeza de mafias universitarias. Incluso, tras la muerte de Soto, el Juzgado Décimo de Control del Zulia autorizó un allanamiento a su vivienda y el año pasado, la policía científica volvió a practicar visitas domiciliarias, en busca de artefactos explosivos, luego de un sorpresivo ataque con granada a un medio de comunicación regional.
Para el exdirigente Franz De Armas, quien fue protagonista de huelgas en la década de los años 80, las dirigencias estudiantiles “se han desvirtuado y se han ido degradando. A finales de los años 90 fue el punto de quiebre y de distorsión de las FCU. Lamentablemente, el proceso de descomposición generalizado de la universidad se ha dado por el acuerdo entre autoridades y parte de esos grupos para procesos electorales”, aseguró.
Al ser consultado sobre cómo ve la figura de líder estudiantil en esta década, comentó: “Parece que el último objetivo de muchos dirigentes es un buen resultado académico, ya que vemos a ‘líderes’ que tienen entre 10 y 20 años inscritos en la universidad. Ha habido un proceso de descomposición de estos líderes que han ido involucrándose en actos delictivos que apuntan casi a la operatividad de bandas a lo interno de la universidad. Vemos como los líderes de hoy andan en camionetas último modelo y hasta hay denuncias de empresas que laboran dentro de la universidad donde estos dirigentes y grupos asociados a ellos se dedican a extorsionar”.
Mientras las casas de estudio enfrentan un conflicto nacional que parece no tener dolientes, estos capos estudiantiles siguen aferrados a sus cargos, aprovechándose de la suspensión de las elecciones universitarias, desde 2011, por orden de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia.
El exestudiante que fue testigo del lucro que representa la dirigencia, pero que decidió egresar de la institución comentó la forma en que ingresa dinero a estas personas tras el disfraz de líder.
“El dinero entra a la universidad por dos vías: por lo que se produce adentro al montar las fotocopiadoras, la venta de cupos, de almuerzos de los comedores o el cobro de vacunas a comerciantes que, hago la salvedad, no lo hacen todas las organizaciones políticas.
Señaló el vocero que meses después de la muerte de Soto, otro alumno que representaba un partido de izquierda heredó su negocio. “En varias oportunidades recorrí con otros compañeros los puntos de venta de ticket de Maracaibo y pasamos buscando el pago semanal de 500 bolívares en su nombre. En esa oportunidad me involucré tanto en este negocio que hasta me incluyeron en la nómina de una institución pública y me pagaban un sueldo con cesta ticket.Si antes de ser asesinado Julio Soto la venta de tiques era el negocio, ahora lo es la venta de cupos. Los más buscados son en medicina, derecho y contaduría. Entrar en una carrera por ‘palanca’ te puede salir desde Bs. 3 mil hasta más de Bs. 20 mil. ¿cómo se consigue inscribir a alguien de esa forma?, pues es al tener contactos con el personal administrativo y hasta con los mismos decanos”.
La otra fuente de ingreso de dinero a la universidad —continuó— es la más jugosa: el financiamiento de los partidos políticos. En una oportunidad, hace unos cuatro o cinco años, conocimos al exgobernador de Táchira quien nos financió la campaña para la FCU en LUZ. Nos llevaron hasta la sede de Copei en Maracaibo y allí nos recibió. Cuando vez que en la universidad ponen música, llevan conjuntos, te regalan chapas o camisas eso lo financian los partidos.
Si hablamos desde la política, el control de la universidad lo tiene la oposición. UNT es el partido que manda en la FCU, en la mayoría de los centros de estudiantes y, por supuesto, en el rectorado”, comentó el exestudiante.
Al menos seis organizaciones políticas grandes existen dentro de esta institución. Unete 9, Justicia Universitaria, Expansión Universitaria, DCU2 y la Juventud del Psuv son solo algunas de las más conocidas en los pasillos de LUZ.
Un profesor que ha sido testigo de los negocios oscuros que se generan detrás de la figura de dirigente estudiantil relató cómo estas personas logran mantenerse inscritos durante tantos años. Bajo anonimato, relató: “A ellos les aplican el reglamento de repitiente y por otro lado se lo quitan. Lo que pasa en la universidad es que hay complacencia de autoridades. Es una alcahuetería. De seguir esta situación van a acabar con la universidad. Las autoridades deben asumir un liderazgo renovado y honesto”.Lobsang Nafi, expresidente de la FCU de esta casa de estudios desde 1998 hasta 2000, también ofreció su percepción sobre la dirigencia de hoy. “En nuestra época, la dirigencia era más aguerrida, con más ideales, con mayores valores sobre los derechos y deberes de los alumnos. Creo que hace más de ocho años la dirigencia no ha luchado por conseguir nuevas reivindicaciones”.
Y con esta denuncia concuerda De Armas, exdirigente universitario, quien comentó: “Con estas mafias se han construido verdaderos ejércitos de parásitos que no hacen absolutamente nada en la universidad. De todo tipo, profesores, empleados y obreros (…) las dirigencias se han desdibujado y considero que en parte ese deterioro tenga que ver con el alejamiento de esos valores que teníamos en otras generaciones”.
Al respecto, el exrector de LUZ y expresidente de la FCU de LUZ en el período 1965-1966, Ángel Lombardi recordó que en su gestión como autoridad aplicó el reglamento para repitientes y más de 11 mil personas salieron de la institución. “Se va a estudiar y a graduarse en el tiempo previsto y quien no lo haga no puede seguir en el sistema. Lamentablemente no se aplican los reglamentos, y llegamos al estudiante que se convierte en un político profesional. El eterno estudiante que se aprovecha de su cargo para obtener un beneficio personal”.
A su consideración, las FCU no generan representatividad, “pues los porcentajes de estudiantes que votan son una minoría porque la mayoría no vota, lo que indica que la gente no se siente representada”, manifestó Lombardi.
Para la alumna Elizabeth Paz, estas estructuras son una máscara que sirve para sacar dinero y de los beneficios que son para los universitarios. “Creo que hay gente mayor que dice llamarse estudiante y para mí no tienen validez porque una persona de 30 años o más no puede ser un líder estudiantil”.
En opinión de un expresidente de la FCU de la Universidad Central de Venezuela (2000-2001) y actual profesor de esta casa de estudios, Tony Chacón, “en la UCV se ven muchas cosas, pero las mafias no existen”, aseveró.
A su consideración, el problema con las dirigencias estudiantiles es que muchos de estas personas se dejan absorber por la política y olvidan que son alumnos. “Hoy existen comedores, becas, seguro médico y transporte porque en su época, los jóvenes lucharon, pero paralelamente cumplieron con graduarse. Sí existen bachilleres que pierden ese norte porque en la dirigencia universitaria hay inherencia de partidos políticos que le exigen mucho a estos estudiantes y ellos olvidan su rol de ir a una universidad para formarse”.
Con información de Panorama