Pese a la mayor presión impositiva y por la pérdida relativa de las transferencias correspondientes por la coparticipación, la provincia de Buenos Aires acumula unpersistente déficit fiscal. En 6 años elendeudamiento superó los $ 80.000 millones, creciendo cerca de $ 10.000 millones por año (ver infografía).
Esta deuda se alimentó, fundamentalmente, del rojo fiscal que se multiplicó cerca de tres veces. Por esto, tanto el aumento de 18% del impuesto Inmobiliario como la solicitud de endeudamiento por otros $ 15.000 millones por el gobernador Daniel Scioli, son los ejes de la polémica para aprobar la ley de Presupuesto provincial 2014.
La discusión trasciende lo “económico o financiero”. Las fuerzas políticas en pugna son encabezadas por los dirigentes Daniel Scioli y Sergio Massa con aspiraciones presidenciales para 2015. En la legislatura habrá un debate en torno a los números.
Pero además, y como señala la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), “el presupuesto de la Provincia de Buenos Aires merece una atención especial, tanto por su impacto en la población bonaerense como por su magnitud y participación en el presupuesto del sector público consolidado de Argentina. La provincia de Buenos Aires concentra no sólo el 38,9% de la población del país, sino también el 35,3% del PBI”. Y los gastos representan una cuarta parte de los gastos del presupuesto de la Administración Pública Nacional. Así el presupuesto bonaerense es el de mayor relevancia a nivel provincial por su tamaño.
Desde el punto de vista de los recursos, la estructura provincial está compuesta: 31% de ingresos tributarios provienen del Estado Nacional vía coparticipación, 34% de recaudación provincial de ingresos brutos, 15% de aportes y contribuciones a la seguridad social y el 20% restante son otros impuestos provinciales tributarios (como inmobiliario urbano y rural, sellos, automotor) Esta estructura lleva a que los ingresos fiscales dependan de los giros del Gobierno Nacional y, por el peso de Ingresos Brutos, del nivel de la actividad económica, incluida la propia inflación.
Estos ingresos fueron favorecidos en los últimos años por la reforma tributaria que se implementó en 2012 y los cambios impositivos en 2013, que elevaron la presión tributaria provincial, en especial en el impuesto inmobiliario. Por eso, ahora la propuesta de un incremento de 18% en el impuesto inmobiliario, con la promesa de destinarlo a seguridad, genera tanta controversia. Además, el cobro del impuesto no distingue entre grandes y pequeñas propiedades.
Por el lado de los gastos, se destaca el gasto en remuneraciones al personal que ocupa un poco más de la mitad del total. Le siguen las transferencias corrientes (por ejemplo a municipios) con el 21%, y las prestaciones de seguridad social que representan el 18,8%, componentes que reflejan la rigidez que presenta el presupuesto de la Provincia de Buenos Aires.
Siguiendo la lógica del Gobierno Nacional y de la Ciudad de Buenos Aires, los proyectos de presupuesto de la Provincia se presentan sin incrementos en las partidas de salarios y jubilaciones para no adelantar ningún piso en las negociaciones paritarias. Eso lleva a que el resultado financiero previsto para cada ejercicio luzca mejorado. Luego a través de disposiciones especiales el gasto se ajusta el gasto revirtiendo o agravando los resultados fiscales de cada ejercicio.
EL CLARIN