Paraguay atraviesa la peor epidemia de dengue de su historia, con 242 muertos en lo que va de año, una cifra que podría dispararse en los próximos meses de calor, por lo que el Gobierno busca implicar a la sociedad civil en su campaña de fumigación y prevención.
Esa combinación de fuerzas se hizo patente en varios barrios de Asunción, como el de Tacumbú, uno de los más afectados por el virus, donde operarios sanitarios y brigadas municipales se sumaron a la movilización "Juntos contra el Dengue", una iniciativa de la Confederación Paraguaya de Cooperativas.
"No queremos que mueran más paraguayos por esta enfermedad, que es prevenible. Es importante trabajar todos juntos contra el dengue, que ya ha matado a 242 personas", aseguró la viceministra paraguaya de Salud, María Teresa Barán, que recordaba el dramatismo de la situación que vive el país y espoleaba el viernes con sus palabras a un numeroso dispositivo de limpieza.
De esta manera, las brigadas -armadas con disparadores de humo y moto mochilas- procedieron a rociar con insecticida biodegradable algunas viviendas particulares, mientras explicaban a sus propietarios la necesidad de controlar de forma periódica los posibles criaderos de dengue.
"Es algo que se viene haciendo todos los años, pero este año lo hemos intensificado por el incremento de víctimas. Así, instamos a la gente a la limpieza de patios, depósitos, floreros, canaletas, gomas, cubiertas y botellas", dijo a Efe Cesar Aguero, del departamento de prensa del Servicio Nacional de Erradicación del Paludismo (Senepa).
Sin embargo, Aguero reconoció que Paraguay está abocado a seguir alojando al dengue, si sus ciudadanos no adquieren plena conciencia de la gravedad de la epidemia.
"No hay una conciencia vecinal. La gente no entiende la seriedad del problema. Ya el pasado año muchos vecinos se opusieron a la fumigación y se tuvo que emitir órdenes judiciales para limpiar sus casas", afirmó Aguero.
Esta especie de apatía social sitúa al Gobierno frente a una doble batalla: actuar con eficiencia contra el mosquito portador del dengue, el Aedis aegypti, y, a la vez, incentivar a los paraguayos a tomar cartas en el asunto.
"Falta un mayor compromiso ciudadano, creo incluso que se deberían aplicar sanciones punitivas contra los responsables de la suciedad en baldíos, gomerías y chatarrerías", declaró a Efe el doctor Silvio Ortega, director general del Senepa.
Como muestra de ello, Ortega reseñó que sigue existiendo un importante índice larvario y de residuos sólidos, el principal caldo de cultivo del mortífero mosquito.
"Este año tenemos un 72 por ciento de desechos, el mismo porcentaje que el pasado año, así que podemos decir que no hemos avanzado mucho", admitió el médico.
En la misma línea, Oscar Basualdo, propietario de una de las viviendas fumigadas el viernes en Tacumbú, advirtió de la inutilidad de la campaña si no va acompañada de la total participación de la ciudadanía.
"Son ya bastantes los que han muerto, pero no existe conciencia al respecto, y eso es lo verdaderamente preocupante", opinó Basualdo.
Es preocupante también la próxima llegada del verano, el 21 de diciembre, y el posible desembarco en el país del serotipo 4 del dengue, que aunaría fuerzas con el 2, el más grave y que ha ocasionado casi todas las muertes de 2013.
Entre las factores que explican ese brutal aumento (172 defunciones más que las registradas en 2012), los expertos citan la circulación simultánea de esos serotipos, los desajustes inmunológicos en las personas con anteriores cuadros de dengue y la automedicación en la que incurren los afectados.
Todos los actores políticos y sociales paraguayos coinciden en que no existe otra estrategia para atajar al agente etiológico del virus del dengue que la creación de un red de higiene comunitaria como la que este viernes se lanzó en Tacumbú.
Y que los ciudadanos han de entender que se trata de una guerra en toda regla, tal y como la definió el vicepresidente del país, Juan Afara, durante la presentación de "Juntos contra el Dengue",
"Esta es una guerra contra un mal que es el mal de la suciedad. Esa es la realidad, pero la vamos a ganar", destacó Afara
Esa combinación de fuerzas se hizo patente en varios barrios de Asunción, como el de Tacumbú, uno de los más afectados por el virus, donde operarios sanitarios y brigadas municipales se sumaron a la movilización "Juntos contra el Dengue", una iniciativa de la Confederación Paraguaya de Cooperativas.
"No queremos que mueran más paraguayos por esta enfermedad, que es prevenible. Es importante trabajar todos juntos contra el dengue, que ya ha matado a 242 personas", aseguró la viceministra paraguaya de Salud, María Teresa Barán, que recordaba el dramatismo de la situación que vive el país y espoleaba el viernes con sus palabras a un numeroso dispositivo de limpieza.
De esta manera, las brigadas -armadas con disparadores de humo y moto mochilas- procedieron a rociar con insecticida biodegradable algunas viviendas particulares, mientras explicaban a sus propietarios la necesidad de controlar de forma periódica los posibles criaderos de dengue.
"Es algo que se viene haciendo todos los años, pero este año lo hemos intensificado por el incremento de víctimas. Así, instamos a la gente a la limpieza de patios, depósitos, floreros, canaletas, gomas, cubiertas y botellas", dijo a Efe Cesar Aguero, del departamento de prensa del Servicio Nacional de Erradicación del Paludismo (Senepa).
Sin embargo, Aguero reconoció que Paraguay está abocado a seguir alojando al dengue, si sus ciudadanos no adquieren plena conciencia de la gravedad de la epidemia.
"No hay una conciencia vecinal. La gente no entiende la seriedad del problema. Ya el pasado año muchos vecinos se opusieron a la fumigación y se tuvo que emitir órdenes judiciales para limpiar sus casas", afirmó Aguero.
Esta especie de apatía social sitúa al Gobierno frente a una doble batalla: actuar con eficiencia contra el mosquito portador del dengue, el Aedis aegypti, y, a la vez, incentivar a los paraguayos a tomar cartas en el asunto.
"Falta un mayor compromiso ciudadano, creo incluso que se deberían aplicar sanciones punitivas contra los responsables de la suciedad en baldíos, gomerías y chatarrerías", declaró a Efe el doctor Silvio Ortega, director general del Senepa.
Como muestra de ello, Ortega reseñó que sigue existiendo un importante índice larvario y de residuos sólidos, el principal caldo de cultivo del mortífero mosquito.
"Este año tenemos un 72 por ciento de desechos, el mismo porcentaje que el pasado año, así que podemos decir que no hemos avanzado mucho", admitió el médico.
En la misma línea, Oscar Basualdo, propietario de una de las viviendas fumigadas el viernes en Tacumbú, advirtió de la inutilidad de la campaña si no va acompañada de la total participación de la ciudadanía.
"Son ya bastantes los que han muerto, pero no existe conciencia al respecto, y eso es lo verdaderamente preocupante", opinó Basualdo.
Es preocupante también la próxima llegada del verano, el 21 de diciembre, y el posible desembarco en el país del serotipo 4 del dengue, que aunaría fuerzas con el 2, el más grave y que ha ocasionado casi todas las muertes de 2013.
Entre las factores que explican ese brutal aumento (172 defunciones más que las registradas en 2012), los expertos citan la circulación simultánea de esos serotipos, los desajustes inmunológicos en las personas con anteriores cuadros de dengue y la automedicación en la que incurren los afectados.
Todos los actores políticos y sociales paraguayos coinciden en que no existe otra estrategia para atajar al agente etiológico del virus del dengue que la creación de un red de higiene comunitaria como la que este viernes se lanzó en Tacumbú.
Y que los ciudadanos han de entender que se trata de una guerra en toda regla, tal y como la definió el vicepresidente del país, Juan Afara, durante la presentación de "Juntos contra el Dengue",
"Esta es una guerra contra un mal que es el mal de la suciedad. Esa es la realidad, pero la vamos a ganar", destacó Afara
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