En el Congreso de EEUU ha saltado la alarma: por primera vez, China podría haberse situado por delante de Estados Unidos en una tecnología de misiles que acerca al gigante asiático a su perseguida hegemonía militar.
El pasado lunes tres congresistas republicanos miembros del comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, entre ellos el presidente del comité, el republicano Buck McKeon, mostraron en un comunicado su preocupación por el ensayo chino de un misil hipersónico que "aparentemente les pone por delante de nosotros".
Aunque el Pentágono no ha querido dar muchos detalles, un portavoz indicó a Efe que detectaron la prueba militar y han recopilado información sobre la misma.
Según el diario oficialista chino Global Times, el proyectil experimental, apodado WU-14, fue lanzado el 9 de enero desde un misil de largo alcance y tras ascender y desacoplarse en la primera fase alcanzó una velocidad hasta diez veces superior a la del sonido.
Pese a ser un desarrollo muy temprano, misiles de estas características invalidarían toda tecnología de detección y de interceptación antimisiles de Estados Unidos, estableciendo una hegemonía ofensiva que hasta ahora solo habían explorado el Pentágono y China.
Estados Unidos ha realizado pruebas similares, aunque a más bajas velocidades y con varios fallos, al tiempo que los recortes presupuestarios han puesto el freno a nuevas investigaciones, algo que no ocurre en la emergente China.
China cuenta con un presupuesto de defensa cinco veces menor que los más de 520.000 millones de dólares del Pentágono, pero frente a los recortes de éste los asiáticos están aumentando sus inversiones militares a más del 10% anual.
"La tecnología de misiles hipersónicos es parte de un esfuerzo más amplio dentro de la estrategia china para obtener superioridad en armamento no nuclear hacia 2020", explicó a Efe Rick Fisher, experto del Centro de Evaluación y Estrategia Internacional, en las afueras de Washington.
"China quiere aumentar su poder militar mundial y desplazar a Estados Unidos y dejar claro que tiene armamento con el que las Fuerzas Armadas estadounidenses no pueden medirse", asegura Fisher.
"Mientras vemos ronda tras ronda de recortes que afectan a nuestra ventaja tecnológica, los chinos presionan para ponerse a la par de Estados Unidos", alertaba en un comunicado el Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes.
Los recortes en el Pentágono están afectando al desarrollo de nuevos cazas de combate, de navíos más modernos y ha suspendido temporalmente la investigación en misiles hipersónicos, varios proyectos dotados hasta el ejercicio de 2013 con unos 200 millones de dólares.
China, mientras tanto, ha dado pasos con la puesta en servicio de un primer portaaviones, buques de asalto anfibio, cazas invisibles a radares, aviones no tripulados y un programa espacial sofisticado, aunque aún por detrás de los logros estadounidenses.
Por el momento, la presión militar china se está haciendo notar en el Océano Pacífico donde el Gobierno de Pekín tiene cada vez menor reparo en elevar sus reclamaciones territoriales y acercar sus fuerzas militares por mar y aire a estadounidenses o japoneses.
Estados Unidos está desplegando un mayor número de aeronaves de alta tecnología a la zona de influencia china en el Pacífico, y como última medida anunció esta semana el envío de una docena de cazas F-22 a Japón.
Tanto Pekín como el Pentágono son cuidadosos a la hora de reconocer que están sacando músculo, algo que en los pasillos del Pentágono nadie niega.
En una rueda de prensa el jueves, el portavoz del Departamento de Defensa, John Kirby, dijo que los movimientos en Asia-Pacífico "están enfocados a reequilibrarnos en la región y, como hemos dicho, vamos a llevar más recursos a esa parte del mundo", sin mencionar en ningún momento a China.
En opinión de Fisher, desde 2020 el mundo será testigo de cómo China no solo intenta imponer su dominio en el Pacífico, sino en el área de influencia estadounidense como sería Latinoamérica.
"China buscará realizar maniobras conjuntas y enviar armamento a países latinoamericanos, como ya está intentando hacer con Argentina, a la que ha ofrecido su caza Chengdu J-10", señala Fisher.
Según este experto, en un futuro no muy lejano China podría incluso jugar un papel esencial en conflictos como el de las Malvinas, obligando a negociar diplomáticamente mientras refuerza militarmente a sus socios.
"El problema será entonces si presta tanta atención a la democracia y a la no proliferación como EEUU", reflexiona escéptico Fisher.
El pasado lunes tres congresistas republicanos miembros del comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, entre ellos el presidente del comité, el republicano Buck McKeon, mostraron en un comunicado su preocupación por el ensayo chino de un misil hipersónico que "aparentemente les pone por delante de nosotros".
Aunque el Pentágono no ha querido dar muchos detalles, un portavoz indicó a Efe que detectaron la prueba militar y han recopilado información sobre la misma.
Según el diario oficialista chino Global Times, el proyectil experimental, apodado WU-14, fue lanzado el 9 de enero desde un misil de largo alcance y tras ascender y desacoplarse en la primera fase alcanzó una velocidad hasta diez veces superior a la del sonido.
Pese a ser un desarrollo muy temprano, misiles de estas características invalidarían toda tecnología de detección y de interceptación antimisiles de Estados Unidos, estableciendo una hegemonía ofensiva que hasta ahora solo habían explorado el Pentágono y China.
Estados Unidos ha realizado pruebas similares, aunque a más bajas velocidades y con varios fallos, al tiempo que los recortes presupuestarios han puesto el freno a nuevas investigaciones, algo que no ocurre en la emergente China.
China cuenta con un presupuesto de defensa cinco veces menor que los más de 520.000 millones de dólares del Pentágono, pero frente a los recortes de éste los asiáticos están aumentando sus inversiones militares a más del 10% anual.
"La tecnología de misiles hipersónicos es parte de un esfuerzo más amplio dentro de la estrategia china para obtener superioridad en armamento no nuclear hacia 2020", explicó a Efe Rick Fisher, experto del Centro de Evaluación y Estrategia Internacional, en las afueras de Washington.
"China quiere aumentar su poder militar mundial y desplazar a Estados Unidos y dejar claro que tiene armamento con el que las Fuerzas Armadas estadounidenses no pueden medirse", asegura Fisher.
"Mientras vemos ronda tras ronda de recortes que afectan a nuestra ventaja tecnológica, los chinos presionan para ponerse a la par de Estados Unidos", alertaba en un comunicado el Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes.
Los recortes en el Pentágono están afectando al desarrollo de nuevos cazas de combate, de navíos más modernos y ha suspendido temporalmente la investigación en misiles hipersónicos, varios proyectos dotados hasta el ejercicio de 2013 con unos 200 millones de dólares.
China, mientras tanto, ha dado pasos con la puesta en servicio de un primer portaaviones, buques de asalto anfibio, cazas invisibles a radares, aviones no tripulados y un programa espacial sofisticado, aunque aún por detrás de los logros estadounidenses.
Por el momento, la presión militar china se está haciendo notar en el Océano Pacífico donde el Gobierno de Pekín tiene cada vez menor reparo en elevar sus reclamaciones territoriales y acercar sus fuerzas militares por mar y aire a estadounidenses o japoneses.
Estados Unidos está desplegando un mayor número de aeronaves de alta tecnología a la zona de influencia china en el Pacífico, y como última medida anunció esta semana el envío de una docena de cazas F-22 a Japón.
Tanto Pekín como el Pentágono son cuidadosos a la hora de reconocer que están sacando músculo, algo que en los pasillos del Pentágono nadie niega.
En una rueda de prensa el jueves, el portavoz del Departamento de Defensa, John Kirby, dijo que los movimientos en Asia-Pacífico "están enfocados a reequilibrarnos en la región y, como hemos dicho, vamos a llevar más recursos a esa parte del mundo", sin mencionar en ningún momento a China.
En opinión de Fisher, desde 2020 el mundo será testigo de cómo China no solo intenta imponer su dominio en el Pacífico, sino en el área de influencia estadounidense como sería Latinoamérica.
"China buscará realizar maniobras conjuntas y enviar armamento a países latinoamericanos, como ya está intentando hacer con Argentina, a la que ha ofrecido su caza Chengdu J-10", señala Fisher.
Según este experto, en un futuro no muy lejano China podría incluso jugar un papel esencial en conflictos como el de las Malvinas, obligando a negociar diplomáticamente mientras refuerza militarmente a sus socios.
"El problema será entonces si presta tanta atención a la democracia y a la no proliferación como EEUU", reflexiona escéptico Fisher.
EFE