(Dubai, 16 de noviembre. Reuters).- El funeral del ídolo del pop iraní Morteza Pashaieconvocó el domingo a la mayor multitud vista en Irán desde las protestas masivas de 2009.
La semana pasada, antes de morir, un gran número de seguidores salieron a las calles de Teherán, celebrando vigilias con velas, rezando y cantando su éxito “One-way Street” (“Calle de una dirección”), una oda a un amor no correspondido.Pashaie, que murió el viernes a los 30 años por un cáncer de páncreas, era un cantautor que atravesó las divisiones políticas y sociales del país, ya que su música apelaba tanto a los urbanitas occidentalizados como a los devotos más tradicionales.
Su funeral en Teherán convocó a miles de iraníes, seguidores del Gobierno islámico y seculares por igual, en un extraño momento de solidaridad en un país polarizado.
La televisión estatal mostró el féretro de Pashaie, ornamentado con flores y la bandera de Irán, avanzando hacia el cementerio de Behesht-e Zahra, en el sur de Teherán. Los concurrentes, vestidos de negro, lloraban, cantaban y mostraban la fotografía que aparece en la portada de su último disco.
La multitud no dejó de crecer, ya que los jóvenes se alertaban unos a otros con mensajes de texto, afectando al transporte público.
Muchos grabaron y publicaron el momento en los medios sociales, desafiando a las fuerzas de seguridad presentes.
“Había tanta gente que algunos servicios previstos tuvieron que ser cancelados. Las peticiones repetidas de cooperación del padre de Pashaie no surtieron efecto”, señaló la agencia oficial de noticias IRNA.
Por temor a que se repitieran las masivas manifestaciones tras la polémica reelección del ex presidente Mahmoud Ahmadinejad en 2009, las fuerzas de seguridad estaban atentas a cualquier concentración pública prevista o espontánea.
En un país donde los espectáculos de inspiración occidental son calificados como “antiislámicos”, los medios oficialistas intentaron dar un giro espiritual a Pashaie y su trabajo, mostrándole en actitudes de oración o durante peregrinaciones.
La música ha pasado por momentos complicados en Irán desde el triunfo de la revolución islámica en 1979. Los clérigos permiten grabar y reproducir música tradicional local, pero muchos jóvenes a los que les gustan géneros populares como el rock, el rap y el hip-hop, se ven obligados a ocultarse.