El Barça está harto de arbitrajes como el de Mestalla
Además del entusiasmo y el subidón provocado por el golazo de Sergio Busquets en Mestalla, que podría ser el principio de un Barça distinto, más esforzado pero igual de ganador, el viaje de vuelta a Barcelona también sirvió para reflexionar sobre el signo y el descarado perjuicio de los arbitrajes en esta Liga.
Mestalla fue la gota que colmó el vaso de un Barça que se está planteando realizar algún tipo de pronunciamiento al respecto. El colmo fue el botellazo recibido por Leo Messi en la celebración del gol del triunfo, jugada en la que Martínez Borbalán acabó amonestando al jugador azulgrana ignorando en aquel momento la agresión al delantero argentino. Sin embargo, en el acta sí hizo constar después este hecho, lo que sin duda entra en contradicción con su proceder en el terreno de juego, lo que quiere decir que seguramente fue dentro del vestuario cuando pudo ver las imágenes de lo que verdaderamente había ocurrido.
Así recoge el acta el incidente: “Tras la consecución del gol (min 89), fueron lanzadas varias botellas de plástico de agua pequeñas (sin tapón), cayendo cerca de donde se encontraban los jugadores del FC Barcelona celebrando el citado gol. Una de ellas impactó en la cabeza del jugador Nº10 del FC Barcelona, D. Lionel Messi, pudiendo continuar el partido”. La tarjeta a Leo Messi fue consignada también en el mismo minuto, el 89, del siguiente modo: “En el minuto 89 el jugador (10) Lionel Andrés Messi fue amonestado por el siguiente motivo: retrasar la vuelta a su terreno de juego, tras la consecución del gol, con ánimo de perder tiempo”.
La misma noche del domingo los responsables del primer equipo recibieron instrucciones para alegar contra la tarjeta a Leo, eso con independencia de hacer público, ahora o un poco más adelante, el mosqueo del Barça con los arbitrajes recibidos este año, como el de Mestalla, claramente perjudiciales para los intereses del Barça. Lo que se viene detectando es la aplicación sistemática de un distinto rasero en las decisiones de los colegiados en jugadas semejantes o calcadas. El partido de Mestalla fue un ejemplo clarísimo. Alba y Mathieu vieron amarilla en su primera entrada mientras que los defensores y medios del Valencia, que sacudieron a Neymar, Messi y Suárez repetidamente con balón y sin balón, no vieron tarjeta hasta haber acumulado un número indecente y desproporcionado de faltas, señaladas o no por Borbalán. Javi Fuego y algún otro futbolista ‘Che’, que no debieron acabar el partido por doble amonestación, tuvieron licencia para todo, un fenómeno que se viene detectando regularmente y contra el cual el Barça se plantea oponerse, bien de forma privada o incluso pública. De cuando en cuando, dar un toque puede servir para que el Barça no se enfrente a dificultades añadidas en este tipo de partidos.
No hace falta decir que el gol anulado a Luis Suárez habría subido al marcador en caso de haberse producido en el área contraria, pues el linier actuó muy mediatizado por el tono del arbitraje de su árbitro al mando, Fernández Borbalán, y por el miedo escénico de un estadio como Mestalla. Literalmente, el juez de línea levantó el banderín para evitarse problemas y la ‘bronca’ de rigor. El Barça empieza a estar harto.
MD