Tres meses después de la muerte del fiscal Alberto Nisman, el misterio está muy lejos de aclararse. Todo es confusión mientras en la prensa y las televisiones se multiplican las especulaciones. En este contexto, la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, ha entrado de lleno en la cuestión con un texto publicado en su pagina web en el que vincula la denuncia de Nisman contra ella, presentada pocos días antes de morir, con los fondos buitre que mantienen bloqueada en EE UU una parte de la deuda argentina.
En un post basado en artículos de prensa, sobre todo de Pagina 12 y del israelí Haaretz, y en tono críptico, Fernández de Kirchner vincula al fallecido Nisman con Paul Singer, a quien ella misma define como “El señor de los buitres y dueño de las decisiones del juez Griesa contra Argentina”. Griesa es el juez de Nueva York que mantiene bloqueada la deuda argentina por la presión de estos fondos especulativos.
Kirchner, que inicia ahora su viaje camino de Rusia, donde firmará acuerdos energéticos, sigue atando cabos en su texto, titulado “todo hace juego con todo”, y asegura que Singer aportó 3,6 millones de dólares a la ONG FDD, dirigida por Mark Dubowitz, “quien en una entrevista ante la CNN reconoció ser amigo personal del fiscal Nisman”. Todo el texto está pues orientado a demostrar que el fiscal fallecido actuaba en connivencia o con apoyo de estos fondos buitres que se han convertido en el enemigo público número uno de Argentina.
Mientras la muerte del fiscal sigue siendo un misterio y la investigación no avanza, su denuncia contra la presidenta agoniza en los tribunales y ahora ha caído en manos de un fiscal kirchnerista. Aparentemente, el caso está controlado para el Gobierno, que ya no sufre el desgaste por este asunto que tuvo en febrero. Sin embargo, la presidenta sigue empeñada en convencer a sus ciudadanos de que hay una conspiración internacional detrás de la denuncia de Nisman y de los intentos de la oposición para bloquear su acuerdo con Irán, que fue lo que motivó la ruptura con el fiscal.
“Estamos ante un modus operandi de carácter global, que no solo lesiona severamente las soberanías nacionales sino que además genera operaciones políticas internacionales de cualquier tipo, forma y color. Pueden ser lobbys hasta ataques financieros u operaciones mediáticas internacionales simultáneas o, lo que es peor, acciones encubiertas de distintos servicios destinadas a desestabilizar gobiernos”, escribe Kirchner, siempre en tono conspirativo.
EL PAIS