La mosca doméstica, esa que se mete en la casa y merodea en la basura, esa mosca negra que se alimenta de heces y desechos y que, de repente, se posa sobre la comida. ¿Qué hacer? Ni se preocupe. Siempre que sea algo que ha cocinado, no habrá peligro.
“El problema es cuando los microbios que transportan entran en contacto con alimentos no cocinados y se dejan en condiciones favorables al cultivo de bacterias, por ejemplo, fuera del refrigerador”, señaló Enrique Baquero, zoólogo, profesor e investigador de Biología Ambiental y Biodiversidad de la Universidad de Navarra, España.
Con la fruta no hay peligro, según explica el zoólogo: “Ya que el azúcar que contiene retrasa la aparición de bacterias y, además, las que se crían en ella no son nocivas, a diferencia de los patógenos que se desarrollan en la carne o el pescado a temperatura ambiente”.
A pesar de que en estos casos no hay riesgos, no hay forma de evitar que en otras circunstancias las moscas, sucias, nos transmitan millones de microbios que terminaremos ingiriendo. Pero, en la mayoría de los casos, nuestro cuerpo tiene los mecanismos para eliminarlos. Las que nuestro cuerpo no elimine, probablemente termine causándonos algún malestar estomacal.
Ahora, si bien no importa cuando nuestros alimentos están cocinados, o en el caso de las frutas,sí tiene consecuencias cuando se deja que las moscas anden a sus anchas en los alimentos frescos sin tomar medidas de higiénicas.
La mosca doméstica puede ser dañina para el ser humano, no tanto por sí misma sino por todos los gérmenes que transporta desde sus espacios naturales (la basura y las heces). Sin que nos demos cuenta, las moscas pueden dejar sus huellas en alimentos que terminaremos consumiendo y en ellos, lo que sale de los intestinos de los ágiles insectos.
“Si nos comiéramos una mosca limpia, no nos pasaría nada”, asegura Ángeles Marcos García, profesora de la española Universidad de Alicante.
Por otro lado, hay científicos que son determinantes al decir que las moscas son hasta dos veces más sucias que las cucarachas y por ello transmiten más patógenos. Uno de ellos es Ron Harrison, director de servicios de la empresa Orkin de EE UU, que desarrolló una encuesta que arrojó como resultado que solo el 3% de los comensales dejarían de comer por la presencia de una mosca.
A fin de cuentas, este pequeño insecto parece ser inofensivo en la mayoría de los casos, lo que no quiere decir que vaya a ser sencillo continuar comiendo después de ver esa pequeña mancha negra alzar el vuelo desde nuestro plato.
Con información de El País.