La baja sostenida en los precios del petróleo y el resto de los productos básicos en conjunto con el fortalecimiento del dólar y un posible ajuste al alza de las tasas de interés en Estados Unidos, impactará el crecimiento económico de América Latina para el cierre de 2015 y 2016. La banca de la región confía en su fortaleza, el crecimiento de la clase de media y la tecnología para enfrentar esta situación.
Países como Chile, Colombia, Perú, Costa Rica y Uruguay ostentan actualmente estabilidad macroeconómica, política e institucional, destacó Elsa Mena, representante de la firma Deloitte en Latinoamérica, pero Brasil y Argentina no se encuentran en igual situación. Brasil está en una situación complicada económica y políticamente hablando, mientras Argentina se encuentra inmersa en incertidumbre político-económica en el corto plazo, señaló Mena durante la 15° Conferencia Anual CL@B sobre innovación y tecnología aplicada al área financiera que se realiza en Miami hasta el viernes.
En años anteriores, Latinoamérica registró en promedio hasta un 4% de crecimiento. Ya en 2014 se situó en menos de 1.5% y se espera que en 2015 y 2016 el crecimiento de las economías de la región se siga desacelerando. Sin embargo, “tenemos un sector financiero tan fuerte, que la mayoría de los países logramos sobrevivir a la crisis mundial del sector financiero entre 2007 y 2009. Nuestras regulaciones y la labor de nuestros supervisores han sido muy buenas”, destacó la representante de Deloitte.
Sumado a esto, en la última década la clase media en América Latina creció un 50% y actualmente representa un 30% de la población. Este cambio proporciona una base mucho mayor de consumidores y clientes para los servicios y productos financieros, resaltó Mena citando cifras del Banco Mundial.
Impacto de las tendencias
La tecnología tendrá un impacto importante ante la tendencia financiera actual. El uso y gestión de la data (analytics), una mayor relevancia de la banca móvil como canal de atención, el desarrollo de la banca digital, la transformación del negocio a partir de los nuevos core systems (sistemas centrales), sustitución de cajeros automáticos por alternativas high-tech y mejora en las capacidades de seguridad cibernética.
Por otro lado, el desarrollo de una nueva ola de regulaciones y las fusiones y adquisiciones, serán junto con el desarrollo de “multilatinas” otro de los efectos del panorama actual en la banca. La presión regulatoria generará mayor inversión en infraestructura de complimiento y mejorará la gestión de riesgos. De igual forma, provocará un mayor monitoreo anti lavado de dinero. La protección del consumidor será un requisito de alta prioridad de cumplimiento.
Fuente: Nota de prensa