Los gobiernos de EE UU y Japón sellaron este lunes, luego de cinco años, el Acuerdo de Asociación Transpacífico, junto a otras 10 naciones, en un pacto de libre comercio que une al menos al 40% de la economía del mundo y que puede convertirse en el acuerdo regional más grande e importante de la historia.
El TPP, impulsado por el presidente Barack Obama como “el marco comercial del siglo XXI”, debió superar enfrentamientos de última hora entre EE UU y Australia por las nuevas regulaciones de la industria farmacéutica. Su objetivo consiste en la reducción de aranceles comerciales y el establecimiento nuevas normas comunes entre las 12 economías implicadas, lideradas por EE UU y Japón.El pacto abarca la creación de estándares comerciales, de inversión, intercambio de información y de propiedad intelectual. El resto de países que negocian el acuerdo son Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. Las negociaciones entre todos ellos, que tenían como fecha límite el pasado 2 de octubre, se vieron obstaculizadas en los últimos días por el desacuerdo con respecto a los productos farmacéuticos.El TPP, impulsado por Obama a comienzos de su primer mandato junto con otros cuatro países, puede afianzar su legado económico en la presidencia. EE UU consigue con el acuerdo del Pacífico un nuevo marco que sirve de contrapeso a la economía china en la región. A pesar de que Pekín no estaba involucrada en las negociaciones, sí se verá afectada por las consecuencias del pacto.Las negociaciones entre los 12 países se han celebrado en secreto y han estado rodeadas de protestas allí donde se celebraron las conversaciones. Los detractores del pacto denuncian que las nuevas reglas comerciales pueden poner en peligro los puestos de trabajo de empleados de la industria automovilística en México, por ejemplo, o los productores de leche de Canadá, que ahora deberán competir con otras economías.Las naciones unidas por el TPP han acordado nuevas reglas para sectores que abarcan desde la industria farmacéutica hasta la automovilística. El pacto también contempla el establecimiento de nuevos aranceles comerciales, la apertura de mercados a la exportación, la unificación de reglas para tratar la propiedad intelectual sobre los datos que manejan las grandes corporaciones y los plazos de exclusividad en el caso de fabricación de medicamentos.Éste último apartado marcó las negociaciones del fin de semana, cuando ya se había superado la fecha límite para sellar el pacto. EE UU quería imponer un límite de 12 años de exclusividad en el mercado de los medicamentos antes de permitir que otras compañías empleen las mismas fórmulas, para equiparar las reglas del TPP a la legislación estadounidense. Sin embargo, países como Australia defendían por un período máximo de exclusividad de entre cinco y ocho años, por temor a que un retraso en la innovación aumente los costes e impida la creación de medicamentos genéricos.El nuevo acuerdo de libre mercado para la región todavía deberá ser ratificado por el Congreso de Estados Unidos, inmerso en una situación de consecuencias impredecibles tras la dimisión del líder de la mayoría y portavoz de la Cámara, el republicano John Boehner. El país se encuentra además en plena campaña electoral para las presidenciales de 2016 y el TPP puede convertirse en una nueva causa de fricción entre los candidatos.
Con información de El País