Zancos de madera, capas de superhéroes, una inimaginable colección de los mas variopintos disfraces, cervezas, música y hábitos, sobre todo muchos hábitos, hicieron las delicias de los miles de asistentes que se acercaron este miércoles a esta tempranera fiesta.
Debido a esta historia, es habitual cruzarse con numerosas personas disfrazadas de monja en este popular desfile del ‘carnaval de rua’, esa otra fiesta no tan oficial que huye de los fastos del sambódromo de Río de Janeiro para fundirse con la gente de la ciudad en sus calles.
Por su parte, la fiesta que anualmente se celebra en la Avenida Marquês de Sapucaí, nombre oficial del sambódromo de Río de Janeiro, llegó esta madrugada a su fin con los desfiles de las últimas seis escuelas de samba, que tras dos días de frenesí habrán de aguardar al miércoles de ceniza para saber qué “escola” se proclama campeona este año.
La fiesta callejera continuará hasta el próximo 14 de febrero, cuando la comparsa Monobloco realizará la ya habitual clausura oficial de la fiesta