El responsable del Mando Sur de EE.UU., general Douglas Fraser, advirtió hoy de que el narcotráfico y los grupos organizados han convertido la región que forman Guatemala, El Salvador y Honduras en uno de los lugares más violentos del mundo.
El que llamó "triángulo norte de Centroamérica", compuesto por estos tres países, "se ha convertido probablemente en la zona más mortífera del mundo más allá de zonas en guerra activa como Irak o Afganistán", dijo Fraser en una rueda de prensa tras comparecer ante el Congreso.
El general indicó que, según cifras de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el pasado año hubo en Irak 14 asesinatos por cada 100.000 habitantes, mientras que en Guatemala hubo 48 por cada 100.000, en Honduras 77 por cada 100.000 y en El Salvador 71 por cada 100.000.
El narcotráfico y las pandillas fueron algunas de las causas, que alegó el militar, responden a este incremento de la violencia, que según dijo están bien financiadas y cuentan con capacidad operativa, a veces incluso superior a la de los gobiernos.
Según dijo, las organizaciones trasnacionales tienen unos ingresos anuales de 300.000 y 400.000 millones de dólares. "Una importante cifra cuando la comparas con las capacidades de los gobiernos de los que estamos hablando", enfatizó.
Fraser señaló que se trata de un problema "muy complejo", ya que a esto se suma la capacidad armamentística de estas organizaciones.
Según cálculos aproximados que citó, hay entre 45 y 80 millones de armas en la región, vestigios en algunos casos de las diversas guerras civiles y conflictos que han ocurrido en algunos de los países que la componen.
En este sentido señaló que la solución tiene que ser la colaboración bilateral, regional y entre las distintas agencias del Gobierno estadounidense, así como el Departamento de Estado, la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF, por su sigla en inglés), entre otras.
Estados Unidos puso en marcha la Iniciativa Regional de Seguridad para Centroamérica (CARSI, por su sigla en inglés) para apoyar a la región para el combate al crimen organizado trasnacional, pero "nosotros somos parte de la solución, no somos toda la solución", precisó Fraser.
El general explicó que su papel en la región es mejorar la capacidad de las fuerzas armadas de los países que participan en la lucha contra el crimen organizado, así como dar apoyo tecnológico si lo necesitan, pero depende de las autoridades locales la detención de los narcotraficantes.
EFE
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