La Organización Mundial de la Salud (OMS) adoptó una serie de recomendaciones internacionales cuya aplicación podría reducir a la mitad el número de muertes infantiles por diversos tipos de accidentes, salvando la vida de mil niños cada día.
Los accidentes y heridas provocadas sin premeditación constituyen la primera causa de mortalidad de los niños mayores de cinco años y es una de las principales por debajo de esta edad, con un total de 830.000 casos al año. Esto implica que 2.000 niños fallecen a diario en el mundo en situaciones accidentales, dejando destrozadas a sus familias.
El responsable de Prevención de Accidentes y Discapacidad de la OMS, Etienne Krug, explicó que los de tráfico son los accidentes causantes de la mayor mortalidad y se han convertido en la principal causa de muerte a partir de los diez años y hasta la adolescencia.
Le siguen por orden: los ahogamientos, las quemaduras, las caídas y los envenenamientos. Esas situaciones también provocan heridas de diversa gravedad a diez millones de niños que requieren atención médica y tratamientos de rehabilitación, y que en muchos casos quedan discapacitados.
Según los datos reunidos por la OMS, los niños corren un riesgo más elevado que las niñas de resultar heridos y los accidentes que sufren suelen ser más graves. La resolución adoptada por el organismo sanitario indica que los países deben hacer cumplir medidas capaces de prevenir los accidentes infantiles, como el respeto de los límites de velocidad, así como del consumo de alcohol cuando se conduce.
Asimismo, se recomienda el uso de cascos para bicicletas y motocicletas, del cinturón de seguridad y de las sillas para niños en los automóviles, cubrir o colocar obstáculos al acceso a las piscinas y otros espacios peligrosos con agua, y colocar mecanismos de seguridad en ventanas y puertas para evitar las caídas.
La OMS también pide a los países que se atienda a los niños con quemaduras en centros especializados, que se establezcan centros de control de envenenamiento y se empaqueten las medicinas en cantidades que no resulten letales.
La experiencia de países que han adoptado programas amplios para la prevención de accidentes infantiles demuestra que éstos pueden reducirse de manera muy significativa. En algunos países donde se aplican medidas preventivas, el número de niños fallecidos en accidentes es diez veces menor en comparación con los países donde los riesgos son más elevados.
Krug explicó que la tasa de mortalidad infantil por accidentes es mayor en los países de bajos ingresos que en los países ricos, pero incluso en estos últimos son la causa del 40 % de decesos de niños. "Esto no debería ser así porque sabemos las medidas que hay que aplicar", comentó.
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