(Reuters) - La reina de Inglaterra, Isabel II, concedió el viernes a su marido, el príncipe Felipe, un nuevo título como regalo por su 90 cumpleaños, mientras él anunciaba que reduciría sus actividades después de décadas de compromisos oficiales.
El duque de Edimburgo, conocido por su hablar rudo y sus declaraciones espontáneas, pasó su cumpleaños como ha hecho gran parte de su vida, en tareas oficiales en su papel de consorte tras su matrimonio en 1947.
"Es un día de trabajo normal para él. No hay celebración como tal", dijo su portavoz, aunque una banda militar tocó el cumpleaños feliz ante el Palacio de Buckingham y hubo una salva de 62 disparos en la Torre de Londres.
Para celebrar la ocasión, su esposa le concedió el título de Gran Almirante de la Armada, el jefe simbólico de la Marina Real. El príncipe participó en la invasión aliada de Sicilia en la Segunda Guerra Mundial y también estuvo en la bahía de Tokio cuando los japoneses se rindieron en 1945.
A pesar de ser una compañía constante de la monarca durante su largo reinado, el todavía enérgico príncipe rara vez ha tratado de ser el centro de atención.
En su cumpleaños se mantuvo fiel a ese estilo, participando en una recepción para celebrar el centenario de una institución benéfica para sordos y por la noche presidía una conferencia para altos mandos militares, seguida de una cena.
Felipe de Edimburgo es el consorte que más tiempo ha desempeñado sus tareas y que más tiempo ha estado casado con un monarca británico, y durante estos años ha apoyado cientos de causas benéficas. Sin embargo, en una entrevista con la BBC con motivo de su cumpleaños, dijo que reduciría algunas de sus tareas oficiales.
"Reconozco que he puesto mi granito de arena así que ahora quiero disfrutar un poquito, con menos responsabilidad, menos prisas frenéticas, menos preparación, menos intentar pensar en algo que decir", afirmó.