Muchos ya no pueden imaginarse su vida sin los tuits. Los pequeños mensajes de texto son capaces de hacer oscilar la bolsa y poner a temblar a los dictadores. El primer tuit se envió el 21 de marzo de 2006, pero podría decirse que su fecha de bautismo es el 15 de julio. Ese día, Michael Arrington escribió en su influyente blog tecnológico TechCrunch: "Odeo puso en marcha un nuevo servicio que se llama Twttr y es una especie de aplicación de sms para enviar mensajes a grupos".
La modesta Odeo quería poner en marcha un servicio de podcast en San Francisco. Durante la lluvia de ideas, uno de sus desarroladores, Jack Dorsey, sugirió que se enviara por sms pequeñas actualizaciones de estado a todos los miembros del equipo, para que todo el mundo estuviera al tanto de lo que hacían los demás. El prototipo estuvo listo en dos semanas y fue Dorsey quien envió el primer mensaje: "invitando a los compañeros".
Cuatro meses más tarde, la empresa puso el servicio a disposición de todos los interesados de forma gratuita, con un éxito sorprendente. Un año después del primer tuit, Dorsey fundó junto a Biz Stone y Evan Williams una empresa propia con el nombre de Twitter Inc.
La idea es sencilla: los usuarios publican mensajes de un máximo de 140 caracteres, menos de los que permite un sms. Los hipervínculos pueden sin embargo derivar a textos más largos, imágenes o videos. Los interesados pueden convertirse en "seguidores" de los tuits, y estar al tanto desde sus ordenadores o teléfonos móviles.
El significado real de Twitter depende del uso que le dé cada cual. Quienes se abonan a los tuits de medios de comunicación, blogueros y famosos, se construyen un particular portal en el que se mezclan noticias, análisis y chismorreos. Los testimonios en primera persona permiten ser testigo de catástrofes en todo el mundo, como el terremoto de Japón, o de revoluciones como la de Egipto. Y los que tienen amigos de esos que lo comentan todo, cuentan además con un barómetro de sus estados de humor.
Cinco años después de su creación, lo único que le falta a Twitter es un modelo de negocio apropiado. La publicidad aún no reporta los beneficios deseados e irrita a muchos usuarios. Por eso, en los últimos tiempos Twitter se está esforzando en controlar el software empleado en el envío de mensajes cortos. Así, el pasado mes de mayo compró la popular aplicación TweetDeck, un navegador personal en tiempo real que conecta al usuario con sus contactos en Twitter y otras redes sociales como Facebook o MySpace.
Y es que, a pesar de las preguntas en torno a sus fuentes de financiación, los inversores se pelean por hacerse con participaciones de Twitter, que actualmente está valorada en 7.000 millones de dólares.
DPA