Las cálidas aguas de la Isla de la Plata, frente a las costas de Ecuador, se convierten entre junio y septiembre en un elixir que atrae a cientos de ballenas jorobadas que llegan desde la Antártida.
La confluencia en la línea ecuatorial de las corrientes fría de Humboldt y cálida de El Niño convierten a esa zona marina en una tibia bañera, ideal para estos grandes cetáceos.
EFE