La esperanza de que la economía de Estados Unidos remontara el vuelo en la segunda mitad de 2011 se desvaneció este viernes después de que fuera anunciado un mal dato de crecimiento.
El ritmo de la economía se frenó entre abril y junio, y como resultado el gobierno rebajó este viernes el aumento del Producto Interno Bruto anual del 1,3% al 1%.
La noticia ha reforzado el pesimismo sobre el futuro de la economía estadounidense y por extensión de la del resto del mundo.
Algunos analistas creen que el país se dirige de nuevo a la recesión y otros hablan ya de que se encamina a una década perdida, un término que en economía se emplea para referirse a las etapas de estancamiento que atraviesan en ocasiones ciertos países.
Japón, por ejemplo, ha experimentado un crecimiento anémico en las dos últimas décadas. ¿Ha entrado EE.UU. en una etapa similar? ¿Por qué no retoma su economía el vigor al que estaba habituada desde el término de la II Guerra Mundial?
La revisión del dato de crecimiento de este viernes fue motivada por una caída de las exportaciones y de los inventarios de las empresas. El consumo de los ciudadanos fue elevado levemente del 0,1% inicialmente estimado a un 0,4%.
Aun así, se trata del dato de consumo más bajo desde final de 2009 y supone que los estadounidenses están comprando menos bienes perdurables, como autos o aparatos eléctricos.
Esta debilidad de la demanda es vista como uno de los principales problemas de la economía por el jefe economista para EE.UU. de Citigroup, Robert di Clemente.
"Estamos en un momento post-burbuja y lo típico es una recuperación muy larga y difícil en la que el empleo no termina de volver a su máximo anterior".
"Las familias tienen unas expectativas de ingresos muy bajas y temen que sus ingresos se estanquen", explica di Clemente. "Esto ha causado que la tasa de ahorros no haya dejado de crecer desde 2008".
Estímulo
Muchos economistas advierten que es necesario estímulo por parte del gobierno o de la Reserva Federal, la Fed, pero ninguno de estos dos actores parece dispuesto a actuar.
Por un lado, la Fed, el Banco Central de EE.UU., ha rebajado las tasas de interés a cerca de cero y ha inyectado grandes cantidades de dinero en la economía, pero su presidente, Ben Bernanke, aseguró este viernes que no iba a tomar más medidas por el momento, decepcionando a muchos que creían que emplearía su esperado discurso para hacer justo lo contrario.
Bernanke desvió la responsabilidad hacia el gobierno, del que dijo que debería hacer más para estimular la economía.
Sus palabras no han hecho más que incrementar la pesadumbre: hay poca confianza en que Washington incremente el gasto ante el gran déficit fiscal del país y la fuerte oposición del partido republicano.
"El gobierno debería poner más dinero en la economía por medio de un gran estímulo fiscal", opina David Blanchflower, del Dartmouth College inglés.
"Pero no lo está haciendo. Así que lo único que queda es recurrir a la política monetaria".
Los observadores aún guardan esperanzas. Bernanke dijo que la reunión de septiembre del órgano que preside se extenderá de uno a dos días, "para permitir más debate", lo que ha sido visto con alivio por quienes piensan que la Fed debe ser la encargada de reanimar a la principal economía del planeta.
El Nobel de economía Paul Krugman se mostraba más pesimista este viernes en su columna del diario New York Times. Krugman criticó que los políticos republicanos han conseguido paralizar a la Fed con sus declaraciones en contra de la inyección de más dinero.
Con la Fed y el gobierno intimidados, escribió Krugman, "es difícil ver el fin del actual desastre económico".