Tras la toma por parte de los rebeldes de Tripolí y de Bab al Aziziya ha salido a la luz los lujos con los que el coronel Gadafi y sus hijos vivían. En esta ocasión el diario El Mundo de España publicó un artículo que deja al descubierto la extravagancia de una casa de veraneo a las afueras de Tripolí.
A continuación el artículo completo:
Camas redondas, lámparas de diseño, botellas de Moët & Chandon… La llegada de los rebeldes a Trípoli y la huida de los Gadafi ha puesto de manifiesto los lujos y extravagancias del clan. La última ‘sorpresa’ con la que se han encontrado los rebeldes libios ha sido un complejo de casas en la afueras de Trípoli para el descanso de la familia Gadafi.
Si la irrupción de los rebeldes en Bab al Aziziya puso de manifiesto la pasión del líder libio por Condoleeza Rice o el gusto kitch de su hija Aisha, los rebeldes han descubierto ahora un complejo vacacional para todo el clan.
Según The Daily Mail, el lujoso ‘resort’ -con espectaculares vistas sobre el Mediterráneo- ha sido descubierto por los rebeldes a las afueras de Trípoli. A medida que pasaban de una casa a otra -pertenecientes a los hijos de Gadafi y sus asesores más cercanos- los insurgentes se encontraban con nuevos lujos.
Jacuzzis, motos acuáticas o un gran mural de un Lamborgini son algunas de las sorpresas de las casas de los vástagos de Gadafi, bajo las que también hay túneles subterráneos como los que recorren su cuartel general de Bab al Aziziya.
Los saqueadores ya se han encargado, según el tabloide británico, de llevarse algunos de los lujos de las villas, como un aparato musical de miles de euros o una televisión de plasma de 65 pulgadas, difíciles de utilizar en una Trípoli sin electricidad.
“Qué buen musulmán era”, ironiza otro rebelde cuando se encuentra en una de las casas de los hijos de Gadafi una botella de vodka vacía. A su lado, en una barra de bar de diseño, botellas de ron, whisky y Martini.
Un hombre que dijo haber pertenecido al equipo de seguridad de Hanibal Gadafi explicó al diario que la familia sólo permitía a sus guardaespaldas personales entrar en el complejo.
El resto del equipo de seguridad se quedaba fuera. Además, francotiradores protegían el complejo ante posibles intentos de asesinato. La seguridad de las casas se completaba con puertas de acero de unos ocho centímetros.