¿Vale la pena preocuparse por el estrés?
Todo el mundo conoce a alguien que sufre de estrés, ya sea por culpa del trabajo, del dinero o de problemas personales.
El estrés es muy difícil de definir, pero varios empresarios están ganando mucho dinero con el deseo de las personas de medir su propio estrés. Hay cientos de aparatos destinados a medir las hormonas, la presión arterial y el pulso.
Mitesh Soma, fundador de Chemist Direct, vende un vademécum para ejecutivos que contiene monitores para la presión arterial, la grasa corporal, el colesterol y un medidor de pasos. Todo por US$150.
La firma de Soma vende unos cien a la semana. A este empresario del distrito financiero de Londres se le ocurrió la idea después de hablar con colegas que estaban preocupados por la salud y las largas jornadas de trabajo.
Muchas otras compañías están tratando de meterse en este lucrativo mercado. La firma estadounidense Affectiva planea vender muñequeras que miden los niveles de estrés de quienes las llevan.
¿Qué es?
Pero, incluso el término "estrés" no concita acuerdo. Para algunos es la plaga de nuestro modelo de trabajo de 24 horas a la semana, para otros, una enfermedad inventada por terapeutas para aplicar medicinas a reacciones perfectamente humanas.
Sin embargo, descontando la definición de estrés de la gente, éste tiene un profundo impacto económico que se expresa en el ausentismo laboral.
Helen McGill, quien estudia el estrés relativo al trabajo para el Ejecutivo de Salud y Seguridad, dice que hubo poco menos de 10 millones de días laborales perdidos por culpa del estrés, entre 2009-2010, en el Reino Unido, tanto en el sector público como privado.
"El estrés es uno de los grandes factores de ausentismo. Distinguimos entre la presión que puede ser positiva, motivadora para que uno haga bien su trabajo, y el estrés, que es la reacción adversa cuando la gente tiene presión excesiva".
"El estrés puede ser muy importante, pero los que lo sufren no se dan cuenta del efecto sobre su salud, dice el doctor Mark Porter.
"La amplia mayoría viene a verme y se quedan lelos cuando uno les dice que están sufriendo de estrés. Pero, a medida que hablan de lo que está ocurriendo en su vida, se dan cuenta de que es así".
Distintas reacciones
La dificultad para los médicos es que no hay consistencia en la forma en que reacciona la gente frente a sucesos estresantes.
Algo que una persona puede considerar extremadamente difícil, otra lo toma con filosofía.
¿Será una buena idea medir el estrés? La firma que vende vademécums dice que éstos pueden colaborar a que la gente vea el impacto que su estilo de vida tiene sobre su salud y así llevar a cabo los ajustes correspondientes.
Lyna Spain, una consultora de estrés en Manchester, está de acuerdo en que es importante identificar el nivel de estrés de una persona.
Una vez que ella establece ese parámetro, ya puede dar el próximo paso y aplicar una terapia de comportamiento cognitivo u otras técnicas.
Pero no utiliza vademécums: "Le pido a la gente que visualice una especie de termómetro de su estrés. Y les pregunto si el mercurio está alcanzando un punto explosivo o si el nivel es medio, pero las cosas están empezando a complicarse."
Por su parte, el doctor Porter afirma que las técnicas cuantitativas para medir el estrés están fundamentalmente erradas.
"No creo en las escalas del estrés", dice. "Yo veo si alguien presenta una serie de síntomas que indican estrés: si duermen mal, si funcionan a media máquina, si están irritables o son presa de ataques de ansiedad."
BBC