El fallecido líder norcoreano Kim Jong-il recibió un adiós multitudinario del
país que gobernó durante 17 años, con un cortejo fúnebre que llevó su féretro
por las calles de Pyongyang ante miles de ciudadanos y bajo la atenta mirada de
su hijo y sucesor, Kim Jong-un.
La procesión, seguida en directo por la
Televisión Central de Corea del Norte (KCTV), partió a las 14.00 hora local
(5:00 GMT) del Palacio Memorial de Kumsusan y recorrió los lugares más
emblemáticos de la capital, como la Plaza Kim Il-sung, hasta regresar al
mausoleo casi tres horas después.
Al comienzo del recorrido Kim Jong-un,
al que la locutora de la KCTV se refirió como "sucesor", acompañó a pie el coche
fúnebre que portaba en el techo, sobre una cama de crisantemos blancos, el
féretro negro de su padre envuelto en la bandera roja del Partido de los
Trabajadores.
Abría la comitiva un vehículo con un gran retrato de unos
tres metros de alto de un sonriente Kim Jong-il, seguido de otro con una gran
corona de flores en el techo que anticipaba la marcha del coche fúnebre
principal, escoltado por efectivos motorizados de las Fuerzas
Armadas.
"Está llorando el cielo", proclamó entre lágrimas ante las
cámaras de la KCTV uno de los militares que aguardaban junto a la carretera el
paso de la comitiva, en referencia a la intensa nieve que caía incesante sobre
la capital norcoreana, cuyas temperaturas rondaron hoy los cero grados.
A
pesar de las adversidades climáticas, a ambos lados de las calles donde
circulaba lentamente el cortejo fúnebre se congregaron miles de civiles y
militares con gesto abatido que, en numerosos casos, expresaron con llantos y
llamativos aspavientos su dolor por la muerte del líder.
"Mientras estaba
aquí de duelo, me desmayé. Echo mucho de menos al líder Kim Jong-il", declaró
llorosa ante las cámaras de la televisión norcoreana An Ri-ho, una mujer de 86
años que, como muchos otros hoy en Pyongyang, expresó públicamente su
desconsuelo por la muerte del dictador.
Kim Jong-il, que pasará a la
historia por hacer de Corea del Norte una potencia nuclear estancada en una
constante crisis económica, falleció el sábado 17 de diciembre a los 69 años de
un ataque al corazón, según los medios estatales norcoreanos.
Durante el
recorrido los locutores de la KCTV recordaron con gran dramatismo los "logros"
del fallecido líder, al que denominaron "el padre del viento que sopla ahora en
Pyongyang", y ensalzaron la figura de su hijo y sucesor Kim Jong-un.
El
joven heredero acaparó la atención de las cámaras en los últimos compases del
funeral cuando, apoyado en el capó, acompañó algunos metros más al vehículo que
portaba el féretro de su padre.
La música interpretada por una banda
militar entremezclada con los constantes gritos y llantos de desconsuelo de los
ciudadanos fue la banda sonora de la retransmisión del funeral de Kim Jong-il,
que concluyó con rondas de disparos y una marcha del Ejército bajo la atenta
mirada del sucesor y altas autoridades del régimen.
El cuerpo sin vida
del "querido líder" ya no saldrá más del Palacio de Kumsusan, donde se expone el
cuerpo embalsamado de su padre, el "gran líder" Kim Il-sung, que gobernó el país
desde su fundación en 1948 hasta morir, también de un ataque al corazón, en
1994.
EFE