Más de 23 mil hectáreas de bosques y 100 casas destruidas
han dejado hasta el momento dos incendios forestales en Chile que arrasan todo a
su paso y que no han podido ser controlados por los bomberos.
En la comuna de Quillón, región del Bío Bío, un incendio ya cubre más
de 10 mil hectáreas y se ha sumado al fuego del parque nacional Torres del
Paine, en la Patagonia chilena, con casi 13 mil hectáreas
arrasadas.
“Actualmente, tenemos tres regiones en alerta roja: Magallanes, en la
provincia de Ultima Esperanza; algunas comunas en la región del Bío Bío, y otras
en la región del Maule. Adicionalmente, se encuentran ocho regiones con
distintos tipos de alerta en materia de incendios”, dijo el presidente Sebastián
Piñera.
El incendio de Quillón comenzó en nueve puntos simultáneos por lo que las
autoridades estiman que fue intencional y se busca a los responsables.
En Torres del Paine, en tanto, ya se encuentra detenido un turista
israelí, de 23 años, que según la fiscalía local habría iniciado el fuego tras
quemar un rollo de papel higiénico en uno de los senderos del parque,
acusación que él niega.
Piñera anunció el envío de un proyecto de ley con sanciones más duras para
los culpables de estos incendios forestales.
“Quiero asegurarles a las personas que son tan malas, tan perversas, que
estuvieron voluntariamente dispuestas a producir estos incendios y todo el daño
causado, que las vamos a perseguir con toda la fuerza del mundo para aplicarles
todo el rigor de la ley”, dijo el mandatario.
En Quillón, al igual que en Torres del Paine, el viento es uno de los
principales escollos en el combate contra las llamas, porque extendió y propagó
el fuego a sus áreas aledañas.
Esto ha dificultado en extremo la acción del millar de brigadistas y miembros
de las fuerzas armadas que luchan contra el desastre.
Tras comprobarse la falta de recursos para controlar la emergencia, el
gobierno de Chile solicitó el domingo ayuda a la comunidad internacional a fin
de apagar las llamas lo antes posible.
Andina