El pabellón Español no pasa inadvertido entre las innumerables propuestas para la Bienal de Arte de Venecia, ya que con las seis toneladas de escombros con los que lo ha rellenado la artista zaragozana Lara Almarcegui el impacto sobre el público es total.
"No pueden quedar sorprendidos sólo con asomarse. Es algo espectacular y esto me gusta, después hay todo un trabajo de investigación explicado que espero que se detengan a leer", señaló Almarcegui.
El pabellón que representa a España en esta 55 edición de la Bienal incluye impresionantes montañas de residuos: cemento, tejas, ladrillos cristal y acero, es decir los mismos materiales con que está construido el edificio.
"La deconstrucción del pabellón dentro del mismo pabellón", este es el concepto que ha inspirado a la artista para la Bienal de Venecia, que en estos días vive sus presentaciones a expertos y periodistas y que abrirá sus puertas del 1 de junio al 24 de noviembre de 2013.
Lara Almarcegui llega a Venecia envuelta en la polémica debido a los costes de esta obra para la que contará con una financiación pública superior a los 400.000 euros, la mitad de los que costó la instalación "Lo inadecuado", de Dora García, representante española en la pasada Bienal de Venecia.
"No quiero hablar de este tema. Me parece muy triste hablar de arte contemporáneo basándose sólo en el dinero. Aún así me parece que no invertir en el arte y cultura es algo que nos puede llevar a un punto terrible donde no habrá marcha atrás", explicó la artista.
También rechaza la idea de que este proyecto nazca de cualquier referencia a la crisis, ya que lleva más de diez años deconstruyendo estructuras para mostrarlas al público.
"Deconstruyendo edificios y otros monumentos y construcciones, Almarcegui desenreda lo que entendemos como morada y residencia, mostrando los materiales, desnudos e inexpresivos, de los que están hechos los edificios, o descubriendo los productos de reciclaje que utilizan y en lo que a su vez se terminan convirtiendo, para acercarnos a la naturaleza entrópica inherente de la civilización", explica el comisario Octavio Zaya.
Si el objetivo de Almarcegui era impactar, el resultado lo ha conseguido, ya que los miles de espectadores que están pasando cada día por el pabellón no dejan de ser sorprendidos por esta instalación escultórica, pero sobre todo por la inmensa montaña de escombros que ocupa el espacio central y que se esparcen por el resto de salas y hasta casi la entrada del recinto.
Una mole por la que sido necesario reforzar el suelo del pabellón y es que se trata de una inmensa montaña de más de 500 metros cúbicos, cuatro metros de altura y seis toneladas de peso.
Mientras que en las otras salas laterales hay otros cúmulos de arena, madera, cristal y acero, que han llegado de la única planta de residuos que hay en Venecia, y que conforman el resto de ingredientes que dan vida a este edificio situado en la zona de Giardini de Venecia, zona central de las exposiciones de la Bienal.
Los espectadores son recibidos por esta lengua de escombros que casi sale del pabellón y son empujados entonces a rodear la magnitud de la gran montaña para poder observarla en todos sus ángulos.
En este recorrido se aprecian así el resto de materiales, "distribuidos de una manera estética", agregó la artista, de los que está compuesto el edificio que Javier de Luque utilizó para su construcción en 1922.
Almarcegui también ha llevado a Venecia otra de sus obsesiones, un estudio sobre el descampado que es en realidad la Sacca San Mattia, un islote de 26 hectáreas formado sólo de residuos junto a la isla de Murano.
En un altillo del pabellón de España, como "una habitación secreta", cuenta Almarcegui, pues es la primera vez que se utiliza, se muestra todo un trabajo de documentación con fotografías y texto de este amor por los descampados ante "el exceso de construcción" y las "irracionalidades que se cometen en nuestros días en el mundo de la arquitectura".EFE