La hipersexualidad y la adicción al sexo son conceptos diferentes, según señala Isvelia Segnini, psicóloga clínica y sexóloga que participó hoy en el programa Soluciones, que conduce Shirley Varnagy.
Una alta frecuencia de relaciones sexuales o de deseo sexual, define a la hipersexualidad, pero la adicción al sexo se fundamenta en la pérdida de control por parte de una persona en cuanto a su conducta sexual al punto de que empieza a interferir en sus actividades cotidianas (trabajo, relaciones familiares y sociales).
La frecuencia “adecuada” de relaciones sexuales, no es algo que esté establecido; una encuesta realizada en 11 países América Latina da cuenta de que los uruguayos son los que tienen la frecuencia sexual más alta con un promedio de 2 a 7 veces a la semana; los argentinos son los que menos frecuencia sexual tienen con cifras de una vez cada siete días; en Venezuela el promedio es de 2 veces a la semana
La sexóloga explicó que una sexualidad normal es lo que los miembros de la pareja acuerdan o desean tener para estar satisfechos, tomando en cuenta que las parejas pasan por distintas etapas, “no es lo mismo recién conocidos, cuando pasan los años, cuando se tienen hijos”.
En cuanto a la adicción al sexo, Segnini insistió en que es un comportamiento obsesivo compulsivo, es como cualquier otra adicción bien sea al alcohol o a las drogas, y como tal genera problemas de pareja, porque un adicto no mide las consecuencias para salud, las morales o sociales.
“Cuando la persona se da cuenta de que no controla su comportamiento este empieza a ser una conducta destructiva. Es como cualquier adicción y tiene el mismo basamento, las mismas consecuencias y el mismo tratamiento”.
En cuanto a las causas la psicóloga explicó que puede haber una predisposición genética a tener un comportamiento adictivo, puede ser un hábito que se fue generando poco a poco y se basó en una personalidad obsesivo compulsiva o puede producirse por un trastorno de ansiedad.
En cuanto al tratamiento, Isvelia Seginini recomendó que si se debe a algún basamento orgánico de irritación cerebral, debe conllevar a tratamiento neurológico; si se produce por un trastorno de ansiedad, tratamiento psiquiátrico, y ambos, acompañados por psicoterapia.