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viernes, 21 de junio de 2013

EL MAESTRO ANGEL HURTADO, ARTISTA HOMENAJEADO EN FIA 2013

Un maestro del paisaje, docente y cineasta pero sobre todo testimonio viviente del arte venezolano del siglo XX y parte del actual, es la figura homenajeada en la XXII edición de la Feria Iberoamericana de Arte, con una exposición de obras selectas que muestran su etapa de abstracción lírica realizada en los años sesenta, época en la que ganó el Premio Nacional de Pintura.

Descargar IMG_9965.JPG (761,3 kB)Pintor infatigable, cineasta de nobles registros y profesor universitario, Hurtado se sitúa en la tradición de los grandes paisajistas, desde Tovar y Tovar, Arturo Michelena, Cristóbal Rojas,  Armando Reverón, Pedro Ángel González, Manuel Cabré, Carlos Hernández Guerra, Vázquez Brito, Pedro Báez hasta Manuel Espinoza, o nuestros extranjeros: Lessmann, Bellermann, Mutzner, Ferdinandov, y eso no es poca cosa. Su extensa obra forma parte  del catálogo del arte venezolano, con un discurso sólido y macerado como esas formas milenarias que en cada obra le descifran sus profundos secretos.

El investigador y artista Alberto Asprino ha realizado para la fia 2013 una selección asombrosa por su viaje en el tiempo que sólo confirma y valida un discurso sostenido de este artista galardonado con el Premio Nacional de Pintura, 1961; Premio Antonio Edmundo Monsanto del Salón Arturo Michelena; Premio Armando Reverón en el XXI Salón Oficial de Arte Venezolano, MBA, 1960. Premio especial del jurado de la Bienal Cinematográfica de Venecia, 1964, y dos premios Golden Eagle, en EEUU, por el
documental El mundo de un pintor primitivo y por su tercer cortometraje sobre Jesús Soto, artista este a quien acompañará hasta su muestra en el MOMA EN 2007.

Señala  Alberto Asprino, curador de esta muestra: “Largo ha sido el camino, recorrido en solitario, donde el cineasta y el pintor se fusionaron para fortalecer su necesidad creativa, manteniendo ese espíritu expresivo que sigue documentando desde la pintura con absoluta libertad y pasión, regodeándose en un paisaje emocional que redescubre aquellos parajes larenses de su niñez; aquellos otros convertidos en representaciones abstractas de trazos enérgicos, de paleta matérica, donde se albergó el espectro de la luz y la sombra. Paisaje referido hoy a una geografía reveladora que nos remite a otra visión de la naturaleza que desde el taller, se redimensiona para seguir retratándose, documentando una espiritualidad que se torna piel, contemplación, en viaje introspectivo”.

De 1944 a 1948 estudió en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas y luego pasó a formar parte del grupo de vanguardia reunido en torno al Taller Libre de Arte cuyas actividades eran una respuesta al tipo de enseñanza que se impartía en la Escuela de Artes Plásticas. Hacia 1952 marchó a París para iniciar estudios de cinematografía, que lo convirtieron en uno de nuestros principales cortometristas de arte. De regreso a Venezuela, en 1961,  entró a dictar cursos de pintura en la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas mientras se desempeñaba simultáneamente como profesor de periodismo cinematográfico en la Universidad Central de Venezuela. En 1970 fue encargado por la OEA de la jefatura del Departamento de Cine.

“El Arte, con mayúscula”, dice ángel Hurtado, “es el más grande invento del hombre, además, es el gran lenguaje universal que todos pueden comprender, especialmente la pintura. Es a través de ella que conocemos al hombre desde la época de las cavernas hasta nuestros días. Por eso creo que la pintura, sin hacer concesiones, debe ser diáfana y entendible para que sirva de comunicación entre los seres y no jeroglíficos conceptuales pretenciosos en los cuales los artistas se comunican entre ellos mismos”.
 
 En Hurtado la pasión por la pintura es cardinal desde sus inicios, donde sus cuadros más abstractos, casi geométricos, nos recuerdan de lejos los cuadrados elementales de Albers donde lo fundamental no es nunca la teoría del color sino las interacciones posibles entre ellos.

“Lo que trato de hacer con el paisaje de ahora”, agrega el artista, “es lograr que el espectador ‘entre’ en él, como si estuviese frente a la naturaleza, pero una naturaleza con características propias que yo pueda ordenar y conferirle un estado primigenio que no sea la realidad aparente. Es una realidad interior más que exterior. Una sublimación del paisaje que no existe sino sobre la tela”.