Rousseff celebró esta mañana una reunión de emergencia con sus principales ministros, según la prensa brasileña, al día siguiente de manifestaciones de más de un millón de personas que degeneraron en caos, violencia o saqueos en varias ciudades.
No hubo declaraciones después de la reunión, y Rousseff no ha comentado aún las protestas del jueves, las mayores en el país en 21 años.
Hartos de la corrupción, de los precios en alza y de los multimillonarios gastos públicos para el Mundial 2014, los manifestantes reclaman más inversiones en salud, educación y transporte.