España acaba de recibir el «European Wind Energy Award». Un premio que le entrega la Asociación Europea de la Energia Eólica (EWEA) por ser el primer país del mundo en el que la energía del viento es su primera fuente de electricidad. A pesar de ello, su consejero delegado, Thomas Becker, se siente «muy, muy, muy triste» por los cambios regulatorios que afectan a las renovables en España.
—¿Cómo ve los cambios regulatorios de la política energética española?
—Estoy muy, muy, muy triste. La industria eólica le ha dado mucho a España. Está generando exportaciones e ingresos, está evitando mucho gasto público en combustibles fósiles y está dando empleo a muchos españoles. Eso hace más extraño lo que le está pasando a la industria.El Gobierno quiere deliveradamente que no prospere. No entiendo lo que está haciendo. Han tomado el desarrollo de la industria como un coste y ahora, que tienen una industria muy buena, la dejan caer. Al mismo tiempo subvencionan la producción de carbón en el Norte de España.
—El Gobierno argumenta que no puede seguir sumando costes a la factura energética, que está subiendo.
—Eso pasa por la forma como lo ha hecho el Gobierno: sostuvo los precios y apuntó la deuda a las empresas. Y ahora culpa a la industria renovable. ¿Puede nombrar una industria nueva de infraestructuras en España que no necesite subsidios al comenzar? No conozco ninguna. No son medidas económicas, son medidas ideológicas. Quieren cerrar la industria renovable.
—¿Cuándo competirán las renovables sin necesitar subvenciones?
—Yo lo diría de otra manera. El día en el que los combustibles fósiles, especialmente el gas, y la nuclear no reciban subvenciones no necesitaríamos ningún incentivo. Ahora mismo podemos competir en precios con la eólica «onshore», pero si nuestros competidores no recibieran subsidios, y no hablamos siquiera de los derechos de emisión, competiríamos fácilmente. ¿No es eso un subsidio el plan nuclear de Reino Unido? ¿Qué pasa con las bonificaciones fiscales para los combustibles fósiles? Lo son.
—¿Qué le parece el nuevo objetivo de renovables que ha planteado la UE para 2030: un 27% para el conjunto?
—Aún no es la decisión final del Consejo. No estamos contentos con la propuesta de la Comisión. Sin hacer nada, se alcanzaría un 26,5%. Es una vergüenza porque desde 2008 la UE ha avanzado mucho. Necesitamos cambiar nuestro modelo energético por muchas razones: cambio climático, dependencia energética, precio, el carácter finito de los combustibles fósiles... Por eso se puso un marco legal para impulsar las energías renovables.
—La Comisión cree que unos objetivos más ambiciosos hubieran dañado la competitividad de la industria.
—Estoy en desacuerdo. Me hubiera ver ejemplos de empresas que se hayan deslocalizado de la UE por los costes energéticos. Tener renovables ahorra mucho dinero. Cada día la UE paga 1,3 miles de millones para comprar combustibles fósiles fuera. ¿Por qué no producimos nuestra propia energía en casa? Es muy corto de miras dar ahora un paso atrás.
—Pero los precios de la energía se han elevado mucho en los últimos años.
—Un ciudadano medio europeo se gasta dos veces más en ropa que en energía. Lo digo para dar una proporción. La energía no va a ser más barata en el futuro. En nuestra opinión, tampoco muy cara. Dicho eso, un estudio de la Comisión y otro nuestro establecen que lo que marca los precios de la electricidad en Europa son los combustibles fósiles. No necesitamos las subvenciones, lo que nuestra industria quiere sonmarcos de estabilidad jurídica. Estas inversiones se hacen para 25-40 años.
ABC