(Estocolmo, 3 octubre. AFP) – La temporada de los premios Nobel arranca el lunes, con los nombres del estadounidense Edward Snowden, el papa Francisco y la paquistaní Malala Yusafzai mencionados para el premio de la Paz y una gran incertidumbre en Literatura.
Como los descubridores del célebre “bosón de Higgs”, Peter Higgs y François Englert, fueron recompensados con el premio de Física en 2013, este año las especulaciones se concentran más en los galardones de la Paz y Literatura.
Para el Nobel de la Paz, que se entregará el viernes 10 de octubre, hay una cifra récord de 278 candidaturas.
La lista completa es secreta pero algunos nombres fueron revelados por quienes los propusieron. Entre ellos figura Snowden, ex consultor de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos, que dio a conocer la magnitud de la vigilancia electrónica realizada por ese país.
Kristian Berg Harpviken, director del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (PRIO), es uno de los contados expertos que publica una lista de favoritos, aunque luego nunca acierta.
Este año pone en cabeza de lista al papa Francisco, por delante de Snowden, al que ve como un personaje controvertido porque “muchos lo siguen viendo como un traidor y como alguien que ha infringido la ley”.
Si los cinco miembros del Comité Nobel designan a este joven refugiado en Rusia, “pondrían de manifiesto su independencia”, estima Nobeliana.com, la página de internet de los historiadores noruegos.
“Muchos dramas”
Otros no se lo creen ni un instante. “Sería realmente valiente”, según Robert Haardh, presidente de Civil Right Defenders, una ONG sueca. “Pero viendo su pasado, no me lo imagino. Demasiado polémico, y los escandinavos sienten demasiado apego por Estados Unidos”.
El papa Francisco, que figura en cabeza de las apuestas del bookmaker Paddy Power, es un candidato que también divide.
Según Berg Harpviken, “la profundamente injusta distribución mundial de las riquezas hace daño a la paz”, y el papa “ha llamado la atención sobre la suerte de los pobres y la necesidad de una nueva lógica de desarrollo y redistribución económica”.
Pero otros expertos imaginan que el Comité Nobel no quiere recibir los mismos reproches que cuando premió a Barack Obama en 2009, menos de un año después de su llegada a la Casa Blanca.
Otros favoritos lo eran el año pasado, como Malala Yusafzai, de 17 años, militante del derecho a la educación, o el médico Denis Mukwege, que atiende a las mujeres violadas en este del Congo.
El Nobel podría ir a Rusia, por ejemplo al diario opositor Novaya Gazeta (cofundado por Mijaíl Gorbachov en 1993 con el dinero de su Premio Nobel), o a Bielorrusia, al militante de los derechos humanos Ales Bialiatski.
“Este año estuvo marcado por muchos dramas. Eso podría implicar que la lista (de candidatos) sea diferente”, declaró Harpviken a la agencia noruega NTB.
Opina que el Comité bien podría querer mandar un mensaje con un galardonado implicado en alguno de los numerosos conflictos o revueltas del año, en el mundo árabe o Ucrania. “Pero ello no quiere decir que vayan a encontrar uno“.
Solamente cuatro africanos
Predecir el ganador en literatura también tiene su riesgo. El célebre novelista japonés Haruki Murakami sigue siendo el favorito de las apuestas pero no entre la crítica.
“A sus obras les falta un plus de profundidad”, afirma tajante Elise Karlsson, crítica literaria del diario Svenska Dagbladet.
En vista de que solo son cuatro africanos los premiados desde 1901, suenan los nombres del keniano Ngugi wa Thiong’o y de la argelina Assia Djebar.
Claes Wahlin, del diario sueco Aftonbladet, estima que el novelista somalí Nuruddin Farah, de habla inglesa, es “del estilo de la Academia sueca”.
El premiado se conocerá el jueves, salvo que la Academia no consiga ponerse de acuerdo. En ese caso, el anuncio se retrasaría una semana.
Abre el baile la medicina el lunes, seguida de la física el martes y química el miércoles. El premio en Economía en memoria de Alfred Nobel, otorgado por el Banco de Suecia, será anunciado el 13 de octubre.
Una recompensa de 8 millones de coronas suecas (unos 880.000 euros) acompaña cada premio. Cuando son varios los recompensados, como suele suceder con las ciencias, la cantidad se reparte.