Monstruos internos en la fría y sola oscuridad del inconsciente constituidos en piezas escultóricas de bronce con proporciones y volúmenes alterados de la realidad, y gestos que demarcan una personalidad sostenida con textura y color es la propuesta artística que lleva Francisco Pereira con sus Bípedos, a la Sala 3 del Museo de arte contemporáneo del Zulia a partir del sábado 14 de marzo, la cual permanecerá abierta hasta mediados de junio de 2015.
La muestra recrea y evoca sensaciones, y pensamientos subyacentes a la infancia; la inagotable fantasía reprimida. Da la impresión que al observar las piezas, el sujeto adulto no deja de sentir esa tensión de una dualidad permanente, sin poder definir del todo que se trata de la consciencia y la inconsciencia.
El tratamiento de la anatomía en sus proporciones y volúmenes alterados de la realidad, es la base sobre la cual se fundamenta el lenguaje plástico de estas piezas que, según el propio artista, presentan una gestualidad expresiva de su carga arquetipal reforzada con las texturas y color que deberá descubrir y hacer resonancia con el espectador. “Cada Bípedo manifiesta una profunda conexión con la tierra mediante sus miembros inferiores; osamentas frágiles, lisas y alargadas que simbolizan un proceso de finitud que conduce a la transformación. Sus miembros se hacen a la tierra manteniendo la conexión básica y primitiva hacia lo terrenal, lo físico, lo tangible, pero a su vez se elevan en altura en búsqueda de la conexión con el universo, con los misterios de la espiritualidad”, advierte
Asimismo, Pereira afirma que “en cada una de las piezas escultóricas se recrean y evocan sensaciones y pensamientos subyacentes a la infancia, donde los monstruos forman parte de nuestra cotidianidad infantil, inagotable fantasía que hemos reprimido con la madurez sedimentándola en lo más profundo del inconsciente”.
A juicio del curador de la muestra, Gerardo Zavarce, el artista forja una zoología antropomorfa que opera como un sistema simbólico para explicar una realidad particular del mundo interior de la humanidad, e implica presentar al sujeto simultáneamente con su entorno psíquico y cosmológico, para ofrecer una mediación entre el ser y su experiencia en el mundo.
“Así, el código zooantropomorfo se erige como referente para establecer una taxonomía particular de las diversas esferas del ser. Lo animal vuelve nuevamente a convertirse en la clave para explicar las realidades humanas y naturales, tradición que se remonta a los escenarios pretéritos de la humanidad en la que no existía una clara distinción entre los animales y los colectivos humanos”, señala el curador.
De igual forma, Zavarce concluye que la muestra incorpora un deseo de re-encantamiento totémico, “como experiencia que devuelve al espectador la imagen deformada, zoomorfa, de su propio cuerpo: alargado como las patas descarnadas de los bípedos, metáfora de una aspiración de trascendencia anclada a la tierra por las fuerzas terrenales propias de los imaginarios de la muerte. El recurso de la poética de la disimilitud, las permutaciones insospechadas para producir otra realidad, representa una constante en el marco de la serie de esculturas presentadas por Pereira”.
El arquitecto Francisco Pereira (Caracas, 1959) se ha vinculado en silencio al trabajo plástico desde 1983, cuando realizó en IDEA, el taller Color y volumen, con Carlos Cruz Diez y Francisco Sobrino, seguido de Forma y composición, y Color y estética de la proporciones. Como escultor se vinculó al taller del artista Marcos Salazar Delfino, donde hizo modelos en arcilla y esculturas en resina, lo que posteriormente desencadenó en la fundición en bronce bajo los lineamientos técnicos del escultor James Mathinson.
Sus esculturas en bronce, que conforman un sorprendente bestiario que indaga en un imaginario onírico al estilo de la tradición surrealista, se han exhibido en FIA 2012, la KIAF 2012 (Seúl), en PINTA 2012 (New York) y recientemente en ArtLima, Perú y ArtCartagena, ediciones 2014 y 2015.