El Barcelona respondió a la goleada del Real Madrid con un sufrido triunfo frente al Celta de Vigo, al que doblegó con un solitario gol del defensa francés Jeremy Mathieu de cabeza, mediada la segunda parte, y mantiene la ventaja de cuatro puntos sobre el equipo blanco.
El líder se encontró con un rival atrevido, que no renunció a su fútbol ofensivo pese a pasar por un momento de dudas mediado el primer tiempo, cuando el Barza logró encerrarlo pero casi ni le hizo daño por su falta de profundidad.
Fue el mismo Celta que hace algo más de un mes desesperó al Atlético con un planteamiento táctico perfecto y con la velocidad de sus dos extremos, especialmente un incisivo Nolito, quien no tuvo piedad de su ex equipo y desquició al brasileño Dani Alves con sus individualidades.
Su repertorio fue ilimitado en la primera parte. De sus botas nacieron las dos mejores oportunidades. La primera se la sacó Bravo al argentino Joaquín Larrivey con una gran estirada; y en la segunda el delantero buscó rematar de primeras, cuando estaba sólo y tenía tiempo para controlar el balón, y se le fue demasiado desviado.
Entre ambas, el Barcelona, muy desdibujado, pudo estrenar el marcador con un potente disparo de Leo Messi desde la frontal, al que respondió bien Sergio Álvarez, y los locales pidieron un penalti del chileno Claudio Bravo a Nolito.
Pero el segundo tiempo ya fue otra historia. Al Celta se le terminó la gasolina. Ya no presionó en el centro del campo e Iniesta encontró los espacios suficientes para conectar con el tridente ofensivo.
En apenas un cuarto de hora el Barcelona creó más peligro que en los primeros 45 minutos. Sólo la falta de acierto de Messi, tras una buena asistencia del uruguayo Luis Suárez, y Dani Alves salvaron a un Celta necesitado de oxígeno.
Se dio cuenta el argentino Eduardo "Toto" Berizzo de que su equipo estaba roto, de que su rival ya era el dueño del partido, y buscó mayor equilibrio con la entrada del mediocentro serbio Radoja.
Pero apenas tuvieron tiempo los suyos para recomponerse, ya que poco después el Barcelona lo golpeó en una acción a balón parado: Xavi colgó al segundo palo y el francés Mathieu cabeceó al fondo de la red tras ganar a su marca en el salto.
A partir de ahí, el Celta, completamente desesperado con la actuación del arbitro Vicandi Garrido, se lanzó a por el empate pero fue Messi quien pudo sentenciar con una vaselina que se le marchó por poco.
AGENCIA