En el Domingo de Resurrección o Domingo de Gloria, los cristianos celebran la resurrección de Jesucristo tras haber sido crucificado, y este día también se abre un nuevo período litúrgico: la Pascua de Resurrección.
Otra costumbre muy arraigada en el pueblo venezolano es la confección de un muñeco de trapo, vestido con ropa vieja, que se pasea también por todas las comunidades y lo llaman Judas. Es el que traicionó a Jesús por unas monedas.
Es una de las tradiciones más emblemáticas de esta jornada, con un significado simbólico de justicia popular, y que finaliza la conmemoración de la Semana Santa, que se inició el Domingo de Ramos al 29 de marzo.
La comunidad utiliza su muñeco Judas para recordar o representar a algún personaje público al que quiera elevar sus críticas o cuestionamientos. Los personajes pueden ser de cualquier ámbito: cultural, político, económico e internacional.
Al final de la noche se elabora un testamento que deja el Judas: sus medias, zapatos, camisa, pantalones, guantes y otras ropas que él disponga. Al final de su lectura, se procede a la quema del muñeco.
Según datos históricos, el primer Judas al que se prendió fuego en Venezuela se confeccionó en Cumaná, estado Sucre, en 1499 y fue representando como Américo Vespucio, comerciante y cosmógrafo que participó en exploraciones al llamado Nuevo Mundo y cuyo nombre denominó al continente.
Se cuenta que el hombre cambió a los indígenas espejos y baratijas por perlas y los obligó a construir un bergantín, embarcación donde se marchó. Entonces, los pobladores originarios hicieron una especie de espantapájaros, al que prendieron fuego, y luego bailaron al son de los tambores.
La tradición del Judas fue inspiración para que el cineasta venezolano Román Chalbaud hiciera su primer largometraje, La quema de Judas, estrenado en 1974, basada en la obra teatral homónima del mismo dramaturgo.
Fuente: AVN