Que una empresa llegue a los 100 años no es cosa fácil. Y para una marca, menos. Sin embargo, en nuestro país tenemos un importante grupo de marcas peruanas que han llegado a esta meta (y en algunos casos se convirtieron en 'love marks') gracias a que supieron acompañar al consumidor en su constante evolución.
El 15 de octubre de 1863 el inmigrante alemán Federico Bindels, cervecero artesanal, funda la Cervecería Pilsen en lo que hoy es la avenida Saénz Peña. Es en este momento en el que nace la primera cerveza peruana. Cinco años después, Bindels se asocia con el francés Aloise Kieffer con quien amplía la compañía.
En los siguientes años, Pilsen Callao se haría de un nombre no solo en el país sino también fuera de nuestras fronteras. Pese a esta buena estrella se vería opacada en 1994 cuando el gobierno aplicara nuevas medidas económicas que hicieron que su producción y calidad se vieran mermadas. Los problemas financieros que tuvo que enfrentar la compañía chalaca la pusieron al alcance de su más grande competidor, Backus, quien la adquiere.
Para el nuevo milenio, Pilsen se convierte en la cerveza de la amistad. Este nuevo giro permite a la marca no solo enganchar con consumidores más jóvenes sino ser uno de los caballos de batalla de Backus -ahora de la cervecera colombo-sudafricana SABMiller- en épocas en las que el sector no va tan bien.
Field (151 años)
Cuando el inglés Arturo Field y el francés Adolfo Fribourg fundaron la empresa de galletas Arturo Field en 1864 comenzó la historia del mercado de golosinas en el Perú. Poco tiempo después de este debut, la firma se vio en la necesidad de hacer crecer sus unidades productivas y su portafolio.
A partir de la década del setenta - luego de varios cambios internos- comenzamos a ver el ingreso de otras marcas emblemáticas de la firma entre las que estan Coronitas, Pipos y Miami (en galletas) Butterfield, Mostro (barras bañadas), Cometa, Recreo (chocolates), Picolines y Cocorocos (Caramelos)
Arturo Field siempre fue una empresa interesante para los inversionistas tanto locales como extranjeros. En 1970 es adquirida por la familia Artega. En 1992 lo compra la foránea Golosinas del Internacional. Un año después pasa a manos de Nabisco. Siete años después, Kraft Foods (hoy Mondelez) compra Nabisco.
En vista del potencial de la marca, la compañía relanzó el 2012 Fieldy la convirtió en el paraguas de las marcas del portafolio antiguo y la plataforma para el regreso de productos 'de antaño'.
D'Onofrio (118 años)
La historia del italiano Pedro D'Onofrio y los helados no nace aquí, sino en Buenos Aires. En busca de riqueza, a sus 21 años se traslada a Argentina, donde entra a este negocio gracias a un amigo suyo. Pero el empresario se dio cuenta que debía establecerse en una ciudad que le diera oportunidad de crecer. Luego de ir a Virginia (Estados Unidos), el inmigrante italiano supo que Lima podía ser esa ciudad que estaba buscando gracias a que tenía un invierno no tan agresivo.doso producto a nuestro país, sino también nuevas tácticas de comercialización (repartir productos en carretillas, sonar cornetas para llamar la atención de los consumidores), así como nuevas tecnologías.
La estacionalidad de su producto llevó a la compañía, en 1920, a ingresar a la fabricación de chocolates. Años despúes el portafolio incluiría panetones, galletas y otras golosinas. Así, D'Onofrio se convirtió en una de las empresas más interesantes del mercado llamando la atención de varias trasnacionales. Una de ellas fue Nestlé. Luego de una larga negociación, la firma suiza se hizo de la gigante de helados.
La Ibérica (106 años)
En 1909, el joven empresario español Juan Vidaurrázaga instala en Arequipa la fábrica de chocolates La Ibérica cuyo primer producto es el chocolate para taza. A los pocos años, la compañía diversifica su portafolio a otras variedades de chocolates, mazapanes, toffees y turrones.
La calidad de sus productos hacen que la empresa arequipeña llegue al mercado limeño, donde hoy en día no solo cuenta con espacios de venta en supermercados, sino también con tiendas propias.