Buen partido el que disputaron el Málaga y el Atlético de Madrid. De esos que se juegan a calzón quitado. Con intensidad, con emoción, con entusiasmo, con ideas... Ningún equipo le dio la espalda al partido ni cuando se vio por delante en el marcador ni cuando tocaron a remontada. Simplemente fue un espectáculo con un empate final que no le sirve a ninguno en su pelea por distintos objetivos. Un partidazo, sobre todo en la segunda parte.
Motivos tiene el Málaga para para quejarse porque el Atlético se llevó un empate tras marcar Griezmann el segundo tanto en una posición muy dudosa. Los locales estuvieron enojados desde el principio hasta el final porque Kameni, su portero, falló de manera garrafal en el primer tanto rojiblanco y por el mencionado empate. Menos mal que en medio del dolor de estómago aparecieron Fernando Torres, que se marcó un gol en propia puerta y el tanto de Samu Castillejo.
El peor parado es el Atlético de Madrid que dice adiós a la Liga y ahora solo tiene la bala de a Champions League. Un palo para el proyecto de Simeone, que dejó escapar el triunfo en un campo en el que estaba obligado a ganar.
