(Panamá, 10 de abril. Noticias24).- Veinticinco años han pasado y las heridas todavía duelen. El recuerdo del dolor de cientos de personas que perdieron a sus familiares y también sus hogares sigue latente y se materializa cada vez que se observa el Monumento a los Caídos, ubicado en la avenida principal del barrio El Chorrillo.
Esto fue el resultado de los ataques y bombardeos que desplegaron desde Estados Unidos contra el general Manuel Noriega el pasado 20 de diciembre de 1989, en una operación militardonde la nación norteamericana abarrotó al país de soldados, donde 26.000 funcionarios estadounidenses llegaron para luchar con apenas 12.000 militares que se encontraban en Panamá.
Estos hechos que cobraron un número de víctimas que hasta los momentos no se ha contabilizado porque algunas personas continúan desaparecidas, siguen sin tener la justicia adecuada.
En ese sentido, Trinidad Ayola, representante del Comité de los Familiares de los Caídos del 20 de diciembre, indicó que de acuerdo a varias organizaciones que se encuentran en investigaciones para esclarecer los casos, existen hipótesis de que en estos bombardeos se registraron unas 3.000 víctimas fatales entre soldados de las Fuerzas de Defensa de Panamá y población civil.
Estos recuerdos que erizan la piel también están en la memoria de Argentina Torres, una habitante del barrio quien vivió en carne propia esta situación.
“Me encontraba acá con mi familia. Cuando nos avisaron que nos querían desalojar y salí a asomarme a la calle. Los veía a todos que salían huyendo. Salimos corriendo y las bombas cayendo encima“, dijo.
Las consecuencias de los bombardeos dejaron un número de víctimas, en su mayoría civiles, que hasta los momentos siguen desaparecidas.
“Esto fue muy doloroso, en las calles estaban muchos muertos. Falleció mucha gente inocente, lo que me pregunto es por qué para arrestar a una sola persona tuvieron que matar a tantos inocentes”, agregó.
Asimismo, Torres aseveró que “el que debiera haber estado acá es el presidente de Estado Unidos, para ver cómo quedó El Chorrillo, mucha gente se fue, con todo lo que ocurrió esto quedó desierto. Nos dejaron desamparados”.
Haydée Sanz, una residente de la zona que tiene casi treinta años viviendo en El Chorrillo, recordó como si hubiese pasado ayer los momentos de nerviosismo y angustia que pasó al ver su hogar bombardeado por las fuerzas castrenses.
“A las once de la noche me llamaron, para que me levantara porque estaban tirando bombas los gringos. Tuve que bajar de la parte alta de mi casa, llamé a mis niñas y nos refugiamos abajo”, comentó.
De la misma manera, Sanz dio un testimonio que describe la realidad de miles de panameños. “Las cosas no han cambiado a 25 años porque no se ha solucionado nada por la gente en El Chorrillo”.
La Cumbre de los Pueblos, una iniciativa que permite propagar el grito de justicia de los panameños
A través de la Cumbre de los Pueblos se desarrolló una mesa cuyo tema principal estuvo enfocado en encaminar una resolución con dos propuestas fundamentales para que sean llevadas al presidente estadounidense, Barack Obama.
Durante la mesa de discusión denominada “Invasión a Panamá e intervencionismo” se revivieron y hablaron de estos momentos que enlutaron al pueblo panameño que a más de dos décadas todavía exigen un “perdón histórico” así como una indemnización para los familiares de los caídos durante estos hechos.
El presidente de la República, Nicolás Maduro, aportó su granito de arena, no solo a través de su visita al barrio El Chorrillo, así como con una rendición de honores al Monumento de los Caídos, sino también fungirá como mediador en la VII Cumbre de las Américas, donde entregará una carta abierta hecha por el Comité de los Familiares de los Caídos el 20 de diciembre, donde exigen el respeto y las reivindicaciones antes mencionadas.
Se espera que el Jefe de Estado venezolano realice dichas acciones durante el evento.
Panamá hoy: la lucha por la reivindicación de los pueblos continúa más viva que nunca
Actualmente en Panamá se evidencia un rechazo evidente hacia las políticas que ha implementado EE UU en materia de relaciones exteriores.
Sin embargo, también varios testigos de estos hechos indicaron que desde el Estado no se ha dado una intervención oficial que dé a conocer el sentir del pueblo frente a estas estrategias que han terminado por convertirse, a juicio de muchos panameños, como los medios para dañar a Latinoamérica.
Organizaciones sociales que participaron en la Cumbre de los Pueblos se han unido para enviar un mensaje al unísono, no solo al continente sino a nivel mundial sobre las consecuencias que se dan a raíz de los convenios bilaterales con EE UU.
La invasión estadounidense de 1989, una de las masacres más vivas de América Latina
La invasión y los bombardeos estadounidenses se produjeron el 20 de diciembre de 1989 con el objetivo de “anular” cualquier respuesta del ejército panameño, cuando los soldados norteamericanos fueran tras el general Manuel Noriega. El presidente de Panamá se encontraba en el Cuartel Central, ubicado en la mencionada zona.
El bombardeo destruiría aeropuertos y bases militares como el Aeropuerto Marcos A. Gelabert en Punta Paitilla, el Cuartel Central en el barrio de El Chorrillo, el Cuartel de Tinajitas, el Cuartel de Panamá Viejo, el Cuartel de Los Pumas, la base militar de Río Hato, entre otros.
No hubo ninguna declaración de guerra y la acción fue condenada por la Asamblea General de la ONU y por la Organización de Estados Americanos (OEA).
La operación duró pocos días ante la superioridad del ejército ocupante y la poca resistencia encontrada. Noriega logró escapar y buscó asilo en la Nunciatura Apostólica. Posteriormente, se entregaría a las fuerzas de ocupación, sería puesto bajo arresto y juzgado en tribunales estadounidenses.
A más de un cuarto de siglo, miles de persona consideran que sobre este hecho no se ha logrado una “justicia histórica”, por lo que varias organizaciones se mantienen en la lucha por ello.